Una finca de Lloseta de dos clanes gitanos de Son Banya fue registrada ayer por la Guardia Civil en busca del cadáver de María Ozana Dos Santos, la prostituta brasileña asesinada en 2006 y cuyo cadáver sigue sin aparecer.
Desde hace un tiempo la Policía Judicial había recibido una información de que la mujer podía estar enterrada en dos fosas sépticas de la finca Ses Clotes, cerca de la cementera de Lloseta. Se trata de una propiedad de El Charly y el Forris, dos presuntos narcotraficantes de Son Banya, que precisamente eran los dueños de los dos prostíbulos de Inca y Llubí donde ejercía María Ozana.
Relación
De hecho, los investigadores creen que el trabajo de la brasileña estuvo directamente relacionado con su desaparición, de ahí que ayer los agentes se decidieran a vaciar las dos fosas.
El operativo se inició poco antes de las diez de la mañana, cuando un camión cisterna sacó el agua del primer pozo. El mecanismo que se siguió fue idéntico con los dos agujeros: primero se vaciaron y después el agua se vertió en un descampado, donde los investigadores, provistos de rastrillos, fueron separando minuciosamente cualquier resto no líquido.
El procedimiento se prolongó durante horas, bajo un sol de justicia, y los agentes utilizaron trajes blancos especiales y mascarillas. A medida que se fue conociendo lo que estaba ocurriendo en la finca de Ses Clotes, numerosos periodistas se agolparon en las inmediaciones.
Registro
El registro en los terrenos de Lloseta estaba avalado por una orden judicial y fuentes próximas al caso informaron que «era una posibilidad importante que el cuerpo de María Ozana estuviera en una de las fosas, así que teníamos que descartarla».
Sobre las tres de la tarde el capitán de la Policía Judicial que dirigió la búsqueda ordenó desmontar el operativo, ante la ausencia de indicios sobre la brasileña desaparecida. El caso, empero, sigue abierto y no se descartan próximas novedades.