La inspectora de Trabajo que se encargó de la investigación del derrumbe parcial del hotel Son Moll, de Cala Ratjada, que costó la vida de cuatro operarios, ha subrayado que se podría haber evitado este accidente si la dirección facultativa o la empresa contratista (UTE formada por las constructoras Consestelrich y Rafael Truco) hubieran ordenado el apuntalamiento de los forjados o un sistema de refuerzo, mediante el apeo de los muros.
Durante su declaración en calidad de testigo durante el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Palma, la inspectora de trabajo ha respondido, a preguntas del fiscal Miguel Angel Anadón, que una de las causas de que el hotel sufriera una «inestabilidad estructural sobrevenida» que provocó su colapso en diciembre de 2008, fue la «falta de fiscalización» en la apertura de huecos en los muros, después de que se abrieran dos nuevos en la planta primera y segunda y se ampliaran los existentes.
Así, ha estimado que se podría haber previsto que con la apertura de huecos en el muro central del edificio «se estaba manipulando una parte esencial», por lo que, a su juicio, la dirección facultativa «tendría que haber tenido siempre presente la inestabilidad estructural del inmueble, que podría deparar en su caída», sobre todo, teniendo en cuenta que la estructura del hotel «se soportaba sobre un muro de carga».
En este sentido, ha recordado que la normativa establece que debe ser la dirección facultativa (director de ejecución, arquitecto y jefe de obra) la que puede indicar la «necesidad de mejorar la seguridad estructural del edificio», si bien ha recordado que también «se le puede demandar a la empresa contratista».
Segundo testimonio
Por su parte, otro de los inspectores de trabajo que investigaron los hechos ha explicado que la causa del derrumbe del hotel fue la apertura de huecos, lo que generó una «presión» en los forjados del muro de la fachada norte, que no pudieron soportar el peso de la estructura, teniendo en cuenta que el «esfuerzo que tenía que hacer era mucho mayor».
«Se dejó menos espacio de muro para sostener todo el peso de la cubierta», ha detallado, al tiempo que ha indicado que «lo que se derrumbó fue el muro de la fachada norte por la forma en la que quedaron atrapados los trabajadores» que fallecieron en el accidente.
Concretamente, ha señalado que el muro de la calle Tritón que se derrumbó estaba compuesto por marés blanco en la parte baja; un bloque conglomerado en la parte alta y un bloque italiano en la zona media. No obstante, ha reconocido que desconoce cuál de estas tres secciones colapsó, aunque ha dicho que «podría haber sido la parte baja, ya que parece ser que lo más dañado era el marés, debido a la humedad».
Por otro lado, la inspectora de seguridad ha aseverado que otra de las «causas mediatas» del siniestro fue que dentro de la documentación del proyecto inicial, «el estudio de seguridad no recogía las medidas preventivas que se debieran haber incorporado a la obra cuando se quería modificar la estructura».
«Los trabajadores no sabían donde iban»
«Los trabajadores no sabían exactamente adónde iban, pero sí que había personas que conocían qué huecos se querían abrir y cuál sería su alcance, por lo que podrían haber pensado cómo aguantaba la estructura todas las modificaciones que se estaban aplicando, algo que no se hizo», ha reprobado.
El juicio comenzó la semana pasada, cuando cinco de los siete acusados entonces por el derrumbe parcial del hotel Son Moll admitieron los hechos que se les imputan, si bien no compartieron su calificación jurídica, ni las penas que piden por ellos el Ministerio Fiscal y la acusación particular, que suman 22 años y medio entre todos.
Concretamente, les imputan cuatro presuntos delitos de homicidio imprudente, cuatro de lesiones imprudentes y uno contra la seguridad de los trabajadores, lo que se traduce en una petición de cuatro años de prisión para cada uno de ellos.
Así, durante la primera sesión del juicio por los hechos que tuvieron lugar en diciembre de 2008, reconocieron ser autores de los hechos imputados el arquitecto que proyectó la reforma, Arturo Vila; el director de ejecución, José Luis Pujol; los administradores de las constructoras Consestelrich y Rafael Truco, Bartolomé Estelrich y Rafael Sancho Febrer, y el jefe de obra, Juan Bonet.
Por el contrario, la administradora del hotel siniestrado, Rosalía Vidal, y el arquitecto estructurista Bernat Pere Nadal negaron cualquier responsabilidad con el derrumbe de esta infraestructura, que causó cuatro fallecidos y cuatro heridos de consideración.
No obstante, el martes de la semana pasada, se retiró la acusación a Vidal, mientras que, por el contrario, mantienen la acusación a Nadal, aunque el Ministerio Fiscal sólo pide para él dos años y medio por el delito de homicidio imprudente.