Tras cuatro días de lucha titánica, los equipos antiincendios dieron ayer tarde prácticamente por extinguido el devastador incendio de Artà, que ha arrasado unas 392 hectáreas forestales. Se trata del peor incendio del año en Mallorca y del segundo en Balears, después del de Eivissa.
El miércoles, pasadas las cinco de la tarde, dos grandes incendios no demasiado lejanos uno del otro se iniciaron en Maria de la Salut, por un lado, y Artà-Sant Llorenç, por otro.
Alarma
El fuerte viento que soplaba descontroló las llamas de ambos siniestros, que se extendieron con rapidez. El primero, el del Pla, llegó a Llubí, Muro y Santa Margalida, calcinando grandes superficies agrícolas. Parece ser que el origen del fuego fue un vecino de la zona, que trabajaba con una máquina radial cortando baldosas. Una de las chispas parece ser que llegó a un campo de cereales y de ahí se propagó con inusitada velocidad.
En el otro frente, el de Artà, las cosas se complicaron todavía más, ya que se trataba de una zona forestal de gran valor paisajístico y medio ambiental. Los helicópteros y aviones, con descargas continuas de agua, no consiguieron controlar las llamas y una veintena de viviendas, así como un hotel rural, tuvieron que ser desalojadas en el pla.
El jueves la situación comenzó a controlarse y el viernes el perímetro de Artà quedó estable y se sofocó el de Santa Margalida. Ayer por la tarde un avión dotado de infrarrojos sobrevoló las montañas de Artà para buscar focos activos ocultos. Poco después, el gran siniestro del año en Mallorca se dio casi por extinguido.