El agente de la Guardia Civil que se encargó de la instrucción de las diligencias que se incoaron tras el derrumbe parcial del hotel Son Moll, de Cala Ratjada, que costó la vida de cuatro operarios, ha descartado durante su declaración ante el juez que la causa del desplome fuera un embalsamiento de agua en la cubierta, teniendo en cuenta que había sumideros y salidas suficientes para que no se acumulara el agua caída el día del accidente y las jornadas precedentes por las fuertes lluvias.
Durante su declaración en calidad de testigo durante el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Palma, en contra de siete personas acusadas del derrumbe producido en diciembre de 2008, el citado agente ha indicado que tras el accidente, tanto el arquitecto superior, como el técnico y el jefe de obra, Juan Bonet, le comunicaron que la causa más probable de la demolición era el embalsamiento de agua, debido a las intensas lluvias, lo que habría provocado el colapso del edificio por el peso acumulado.
Sin embargo, ha señalado que al día siguiente del derrumbe, subió a la cubierta, donde pudo comprobar que era «imposible» que se hubiera acumulado agua en la cubierta, dado que había una pared que daba a un lateral del edificio, donde había agujeros de 49 centímetros de ancho por 12 de alto, de forma que «había salidas para el agua».
Además, ha añadido que tampoco había humedades en las paredes, al tiempo que ha revelado que los cuerpos de los cuatro operarios fallecidos estaban mojados por la lluvia, pero «no empapados».
«Insuficiencia de apuntalamientos»
Por otro lado, el citado agente de la Benemérita ha desvelado que durante la conversación que mantuvo con el jefe de Bomberos durante el derrumbe, Santiago Rovira, éste consideró que había una «insuficiencia de apuntalamientos» en el edificio y, por tanto, estimó que había una «deficiencia en su estabilidad».
Así, ha indicado que cuando él llegó al lugar de los hechos, los bomberos ya habían apuntalado parte del hotel para que las labores de desescombro se pudieran llevar a cabo con seguridad. «No se puede determinar por qué se derrumbó, pero el embalsamiento de agua en la cubierta no parece que sea la causa principal», ha insistido.
Por otra parte, ha destacado que el jefe de Obra, Juan Bonet, y toda la dirección facultativa colaboraron «en todo momento con el personal de Inspección de Trabajo y con la Guardia Civil aportando toda la información que se les pidió y sin querer ocultar nada».
En similares términos se ha expresado un agente del grupo de Policía Judicial de la Guardia Civil encargado de fotografiar el lugar tras el derrumbe del hotel Son Moll, quien ha manifestado que «no había una cantidad de agua importante, de manera que las ropas de los fallecidos no estaban mojadas, ni tampoco los escombros».
Además, ha agregado que «en absoluto había ninguna marca de que hubiera habido agua embalsada durante mucho tiempo», por lo que ha descartado que se produjera un 'efecto bañera' que produjera un colapso de los forjados provocando el derrumbe del hotel, teniendo en cuenta que «había un sumidero abierto y suficientes salidas para no acumularse el agua».
«No había señales de agua acumulada»
Otro de los guardias civiles que participó en la inspección ocular del lugar del siniestro y en la realización del informe fotográfico ha reiterado que los agentes «no vieron ninguna mancha, ni había señales de haber habido acumulada agua».
En este sentido, ha considerado que el agua caída en los últimos días «podría haber salido por las aperturas laterales», al tiempo que ha ratificado que los cuerpos de las cuatro víctimas no estaban mojados, ni había agua en los escombros, por lo que, a su juicio, «no parece probable» que el derrumbe se debiera al peso acumulado por agua embalsada.
El encargado admite que desconocía el Plan de Seguridad
Guillermo Comas, el encargado de obra del Hotel Son Moll, de Cala Ratjada, que se derrumbó parcialmente el 16 de diciembre de 2008 causando la muerte de cuatro operarios, ha admitido que desconocía el Plan de Seguridad y Salud elaborado por la UTE de constructoras Consestelrich y Rafael Truco, dado que no se lo habían dado, a pesar de que él tenía a su cargo a los trabajadores.
Así lo ha afirmado Comas, a preguntas del fiscal Miguel Angel Anadón durante su declaración en calidad de testigo en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Palma, donde ha señalado que, a pesar de que le habían nombrado 'recurso preventivo' y que, por tanto, tenía la obligación de revisar la seguridad de los trabajadores, desconocía completamente cuáles eran las medidas de seguridad que se debían aplicar.
No obstante, ha insistido en que él debía revisar si los trabajadores usaban de manera correcta los arnés y si tenían los andamios adecuados, para lo cual, según ha señalado, había realizado un curso de formación de 40 horas para poder ejercer como 'recurso preventivo' en las obras.
Al desconocer el Plan de Seguridad elaborado por las constructoras, Comas ha afirmado que tampoco sabía si éste contemplaba los trabajos de apuntalamiento en el ala izquierda del hotel que se derrumbó. «No conocía ninguna medida de seguridad en concreto para esta obra y nunca se habló de ningún problema de seguridad, sino del trabajo que había que hacer», ha recalcado.
Además, ha añadido que «nadie había advertido de ningún peligro, ya que si lo hubiera habido, no hubiese permitido que la gente estuviera trabajando». Así, ha apuntado que una empresa externa se encargaba de revisar si había alguna anomalía en seguridad, de forma que si se detectaba, se corregía.
Sin embargo, el encargado de la obra ha desvelado que el día del derrumbe, él no se encontraba en el hotel Son Moll, ni tampoco la dirección facultativa, ni ninguno de los constructores, de manera que ha reconocido que «no había nadie para dar órdenes».