Más de treinta conductores bebidos fueron interceptados ayer en los controles de alcoholemia que la Guardia Civil de Tráfico montó en Palma, con motivo de la 'revetla' de Sant Joan. Los dispositivos se efectuaron desde las 05.30 horas de la madrugada hasta las 08.00 de la mañana en tres puntos distintos. Concretamente en la curva de Portopí hacia Gènova; en la rotonda de la base Jaume II, antes llamada Base General Asensio; y en el Camí de les Meravelles de s'Arenal. A grandes rasgos, se trata de puntos donde acaba el casco urbano y empieza la carretera.
Los agentes realizaron cientos de pruebas de alcoholemia durante las dos horas y media que estuvieron montados los dispositivos. Finalmente una treintena de conductores fueron sancionados, ya que superaron la tasa permitida. Algunos de estos conductores interceptados no se tomaron con demasiado buen humor haber sido parados en el control y la multa que les impusieron.
Al respecto, uno de los agentes que participó en los controles explicó: «Nosotros hacemos controles preventivos, nuestra intención no es poner multas, sino garantizar la seguridad vial, la gente sabe que si bebe no puede conducir, luego cuando los paras se lamentan, pero puede que al haberlos interceptado hayamos evitado que tengan un accidente o que pongan en peligro a los otros conductores».
La Guardia Civil de Tráfico lleva a cabo controles de alcoholemia de forma periódica en distintos puntos de las carreteras de la Islas, y especialmente los fines de semana.
El resultado de estos dispositivos de control de vehículos es que cada mes se sanciona una media de 400 conductores por superar la tasa de alcohlemia permitida. En opinión de algunos expertos este porcentaje es elevadísimo.