Sellado, a cal y canto. Aunque ahora hay que ver por cuánto tiempo. Numerosos policías nacionales de la UPR (Unidad de Prevención y Reacción) tomaron a primera hora de la mañana de ayer el estadio Lluís Sitjar y desalojaron a una treintena de indigentes que vivían en el interior. Después, todos los accesos al recinto quedaron cerrados con planchas metálicas.
La orden de desalojo la firmó el juez Enrique Morell, titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Palma, y el operativo policial se llevó a cabo con total hermetismo, para evitar que los «indignados» se enteraran y pudieran impedir la evacuación de los indigentes. Todos los 'ocupas' del interior salieron a la calle de forma pacífica, cargados con maletas y cochecitos de bebé repletos de pertenencias. La mayoría eran rumanos, pero la policía también identificó a algunos africanos y sudamericanos. En los pasillos del vetusto estadio aparecieron además algunos toxicómanos, que se marcharon rápidamente al detectar el operativo de la UPR.
El desalojo duró cerca de tres horas y se completó cuando unos operarios colocaron planchas metálicas en todos los accesos, para evitar que los marginados regresen a aquellas instalaciones.
Los desalojados se mostraron muy afectados: «No tenemos a dónde ir porque no tenemos con qué pagar un techo».