Tres ingleses sorprendidos en aguas de Balears en un catamarán en el que había tres mil kilogramos de hachís se enfrentan a una posible condena de seis años de cárcel cada uno.
El juicio contra los británicos comenzó ayer. Ninguno de ellos respondió a ninguna pregunta en el juicio. Su defensa pide que se anule el auto de entrada y registro en el catamarán, alcanzado por la Guardia Civil el 25 de agosto de 2008. Según su tesis, no constaban indicios previos que pudieran hacer sospechar que en el velero había droga.
Los guardias civiles responsables de la investigación señalaron que comenzaron las pesquisas tras una revisión rutinaria de los alquileres de barcos en Palma. Los británicos habían pagado el barco en efectivo, lo que hizo sospechar. A partir de ahí se inició un seguimiento hasta que la forma de conducir de los acusados -con múltiples cambios bruscos de velocidad- hizo imposible la persecución. Unos días después, la Guardia Civil les sorprendió en el mar, según uno de los agentes, la droga era visible desde la patrullera, ante lo cargada que iba la embarcación.