O abusos a una menor o una pelea entre madre e hija. El juicio contra un vecino de Campos por manosear a la hija de su pareja cuando ésta tenía 11 años se reduce a dos versiones antagónicas. La menor, que ya ha cumplido los 17 años, mantiene que fue víctima de abusos sexuales. Su madre y el acusado niegan de plano cualquier tipo de comportamiento lascivo y aseguran que la menor miente por la mala relación que siempre ha tenido con la madre. Entre medias está la familia paterna de la víctima, un tío suyo y su abuelo, que conocieron a la menor poco antes de que se produjera la denuncia.
La menor acusó al novio de su padre de agarrarla por la espalda y tocarla sus partes en varias ocasiones. También relató un episodio más grave en un paseo familiar por s'Estanyol. En esa ocasión se subió a caballito encima de su padre y, según dice, éste le introdujo un dedo en la vagina aunque ella llevaba una especie de shorts de licra. La menor niega cualquier tipo de celos hacia el novio de su madre. Sí mostró en su declaración su decepción con su madre por no creer en su relato en frases como: «Le dijeron que tenía que elegir entre vivir con él o conmigo y le eligió a él» o «tenía la esperanza de que mi madre cambiara y me creyera a mí».
Madre
La madre lo que cuenta es una retahíla de conflictos con la menor aún cuando ha estado bajo tutela del Consell tras la denuncia. Así cuenta cómo se ha escapado en alguna ocasión para regresar a la vivienda y que ella misma la ha echado: «La he tenido que llevar al centro porque venía y pegaba a sus hermanos y me robaba a mí», afirmó. Además señaló que en un primer momento creyó a la niña porque los psicólogos del Consell dieron credibilidad a la acusación pero que sospechó porque los hechos a los primeros a los primeros a los que se los contó fue a unos tíos paterno a los que acababa de conocer.