En octubre de 2008 la Policía Local de Palma lanzó una de sus operaciones más comprometidas: la detención de un agente del Cuerpo supuestamente corrupto y de un conocido abogado de Palma. José Antonio Rodríguez Salas, apodado «Rodri», y Antoni Tugores fueron acusados de amañar un atestado de tráfico para cobrar una indemnización millonaria. Se les imputaron los delitos de falsificación de documento público, estafa y negociaciones prohibidas a los funcionarios. Un año después, un juez archivó el caso por falta de pruebas inculpatorias. Después, Tugores contraatacó y denunció a los policías, aunque los magistrados dieron la razón entonces a San Fernando. El caso, a día de hoy, sigue generando polémica. Ayer «Rodri» habló para Ultima Hora por primera vez.
-Han pasado dos años y medio: ¿Por qué rompe ahora su silencio?
-Sobre todo por mis compañeros. Quiero que todos sepan mi versión. A nivel anímico sigo muy tocado, me han querido atribuir unos delitos que no cometí. Cuando nos llegó la sentencia absolutoria no reaccioné y mis compañeros se extrañaron. Lo hago ahora.
-El accidente que según el cuartel de San Fernando usted y un abogado intentaron falsear ocurrió en abril de 2008. ¿No es raro que en octubre modificara el atestado?
-Todo tiene su explicación. En abril un chico sufrió un accidente de moto muy grave en la calle Joan Ripoll Trobat, en Palma. Yo estaba en Atestados de Tráfico y realicé el informe. El chaval quedó gravísimo, con secuelas para toda la vida, pero no había testigos de cómo había pasado todo.
-Y en octubre el abogado encontró a uno.
-Yo conocía a Toni Tugores de los juzgados, como conozco a muchos abogados por mi trabajo. No es nada raro. Un día de ese mes nos vimos por casualidad en Vía Alemania y me dijo que llevaba el caso del chaval parapléjico. Fue entonces cuando me dijo que tenía un testigo.
-¿Quién era el nuevo testigo?
-Era un joven llamado Cristian, amigo de la víctima, que el día del accidente iba en moto circulando muy cerca de aquél. Se encontró con el amigo en el suelo y no vio lo que ocurrió, pero nos contó que un coche blanco había estado haciendo eses instantes antes y que podía haber causado el accidente.
-¿Por qué quedaron un domingo para cambiar el atestado?
-Hablé por teléfono con él y me dijo que no podía venir otro día porque asistía a clase. Así que le dije que le interrogaba por teléfono y le dejaba el escrito en el casillero del cuartel, para que él viniera, lo leyera y si estaba de acuerdo lo firmara.
-Esa forma de actuar levantó sospechas.
-Yo creo que fue el comentario de la madre del parapléjico, que sin malicia dijo en el cuartel que Toni Tugores y yo nos conocíamos y que esperaba que lo arregláramos. En el buen sentido.
-¿Cuándo lo detuvieron?
-El 23 de octubre. Ese día iba a la Universidad. Un subinspector me dijo que el inspector me esperaba en su despacho. Eran las cuatro de la tarde. Entré y el mando me dijo: "Quedas detenido"».
-Sin embargo, no lo metieron en los calabozos.
-Es cierto, me sentaron en una sala empleada por el Code (Conducción de Detenidos). Yo alucinaba. No entendía nada.
-¿Estaba bajo vigilancia?
-Continuamente. Cada dos horas venía un nuevo turno, y los policías que llegaban para custodiarme se quedaban de piedra al verme allí en la silla, detenido. Fue humillante. Una pesadilla que no olvidaré.
-Hay un detalle muy importante: Cristian y la hermana del herido confiesan en el cuartel que les habían ofrecido cambiar el atestado.
-Insisto en que no había ninguna trama ni nada parecido. Sólo hice mi trabajo: me comunican que hay un testigo nuevo de un accidente muy grave y recupero el atestado.
-Vuelve a ser policía local, pero ya no en Atestados.
-Me han cambiado de departamento. He pedido por escrito que mis jefes me den una explicación de lo que ha ocurrido conmigo. Aún espero la respuesta.
-¿Ha pedido una indemnización a Cort?
-Reclamo 6.900 euros, que es lo que me costó la minuta de Gaspar Oliver, mi abogado. Creo que es justo que lo pague el Ajuntament, porque yo fui absuelto.