Ya no respetan nada: ni las sillas de la procesión. Un delincuente robó en la madrugada de ayer un camión que estaba recogiendo las banquetas plegables frente a la Misericòrdia y se dio a la fuga a toda velocidad. La huida duró poco y en el túnel de Antoni Marqués parte de la carga volcó. La penitencia no le llegó con la detención, pues el ladrón consiguió escapar.
A las dos de la madrugada un grupo de operarios retiraba del centro de Palma las sillas desplegadas para ver las procesiones de Semana Santa. En uno de los camiones habían cargado cerca de 300 unidades y un desconocido que pasaba por las Ramblas reparó en un detalle: las llaves estaban puestas en el contacto. Debió interpretar que Dios aprieta pero no ahoga, y sin pensarlo dos veces se subió a la cabina y arrancó, en dirección a las Avenidas. Con tantas prisas obvió lo más importante: que la carga de sillas no estaba todavía sujeta. Entró por el túnel de Antoni Marqués y tomó el desvío hacia Blanquerna.
Segundos después, más de 120 sillas salían volando, como caídas del cielo. El conductor se apeó, observó el desaguisado y puso pies en polvorosa. Que era viernes santo y el horno no estaba para bollos.