Sobrevivió a toneladas de escombros, pero para las instituciones es como si hubiera perecido. En octubre de 2009 un edificio se desplomó en la calle Rodríguez Arias de Palma, en Camp de Serralta. El balance fue aterrador: siete muertos y dos supervivientes. Francisco Páez Acedo, malagueño de 75 años, tuvo suerte: una viga lo protegió. Perdió todas sus pertenencias y tiene que seguir pagando la hipoteca de algo que ya no existe. También tiene que costearse su nueva casa. Y todo ello sin ayudas de las instituciones. «Es como si para Cort estuviera muerto», sentencia.
-Los políticos le prometieron ayuda.
-Y me han dejado más tirado que un perro. Sólo querían sacarse la foto para salir en la prensa. Visitaron el edificio derrumbado y me dijeron que me ayudarían, tanto la concejal Yolanda Garví como la alcaldesa Aina Calvo.
-Esa noche del derrumbe, ¿lo perdió todo?
-Absolutamente. Una viga cayó sobre mi cama y me salvó la vida. Pero de la casa sólo quedó un trozo de pared. Yo salí por la ventana en calzoncillos y con el reloj. Es todo lo que salvé. Muebles, ropa, recuerdos de toda una vida... No quedó nada.
-Usted era conocido en la barriada por su afición a los sellos y las colecciones de monedas.
-Tenía una colección de sellos que costaba una fortuna. Llevaba décadas comprando. Era mi afición. Las monedas eran mi otra pasión. Tenía algunas carísimas. Entre ellas, unos Amadeos muy caros. Y además guardaba más de 24.000 euros en casa.
-Pero parte del dinero apareció después, ¿no?
-Pero sólo una parte, el resto voló. Ya me entiende. De las colecciones nada de nada. Alguien se las llevó. Y es curioso, porque estaban en un armario que se salvó del derrumbe. No pueden decir que quedaron sepultadas y después la excavadora las recogió.
-¿Pagaba una hipoteca?
-Sí, la cantidad es pequeña, pero sigo pagando las letras de algo que ya no existe. Y a eso hay que añadir que me quedé sin casa y tuve que alquilar una. Que pago yo, con mi pensión.
-¿Y las ayudas de las instituciones?
-¿Usted las ha visto? Porque yo no. Ni un vaso de agua me han dado los políticos.
-¿Le prometieron 200 euros mensuales para su nueva vivienda?
-Y luego lo rebajaron a 120 euros, porque mi pensión de estibador era alta. Pero ni una cantidad ni otra. No existo ni para el Ayuntamiento, ni el Consell ni el Govern.
-¿Sabe cuándo cobrará alguna indemnización por la tragedia?
-Esto va para largo. Hubo siete muertos y dos supervivientes. Todavía no hay ni fecha para el juicio. Habrá mucho dinero en juego, para indemnizaciones, así que me parece que todo el proceso será muy lento. Creo que no lo veré empezar, tengo ya 75 años y todo lo que ha ocurrido me ha dejado muy tocado.
-¿Cómo se las apaña?
-Gracias a mi pensión, que si no viviría debajo de un puente. Si es por los políticos mallorquines estaría en la miseria más absoluta, si es que no lo estoy ya. Lo perdí todo en el derrumbe, sólo conservo este reloj. Nada más. Y ningún político o institución se ha dignado a ayudarme. No sé para qué sobreviví.