Un nuevo aumento de la radiación en el mar que rodea la central de Fukushima Daiichi paralizó ayer los trabajos en la planta y pone en evidencia las dificultadas de TEPCO para poner fin a las filtraciones de material radiactivo.
El anuncio, ayer, de que las aguas al sur de la central han pasado de registrar un nivel de yodo radiactivo hasta 2.255 veces el límite legal, de 1.850 veces del sábado, eleva las dudas sobre la capacidad de los ingenieros para evitar escapes tóxicos en Fukushima. El nuevo dato supone la mayor concentración hallada hasta el momento del isótopo 131 del yodo que, pese a ser radiactivo, se degrada a los ocho días y, según la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón, no supone una seria amenaza para el ecosistema marino.
Por su parte, los emperadores Akihito y Michiko visitaron ayer en Tokio a centenares de refugiados en el centro Tokyo Budokan, por primera vez desde el seísmo. Allí están alojadas unas 300 personas que fueron evacuadas en las provincias de Fukushima, Miyagi e Iwate debido al terremoto y posterior tsunami del pasado día 11, que causaron 11.258 muertos y 16.344 desaparecidos, según el último cómputo.
En Mallorca, bajo el nombre Salvem Japó, la comunidad de japoneses residentes en la Isla ha organizado para el sábado 9 de abril una jornada solidaria en La Misericòrdia con el fin de recaudar fondos para los damnificados.