Lluc Fluxà, el joven cocinero mallorquín que vivió el terremoto de Japón desde Tokio, ya se encuentra en la Isla. A primera hora de ayer llegó a Sóller. Nos atendió en la plaza América del municipio.
-¿Contento del regreso?
-Digamos que sí. Por una parte tenía ganas de llegar porque mi familia estaba muy preocupada, pero triste porque he perdido un vuelo a China, país que me hacía muchas ganas visitar.
-¿Cómo viviste el terremoto en Tokio?
-Estaba en un callejón muy estrecho en el barrio de Ebisu y noté que todo se movía. Cristales rotos, trozos de pared por los suelos, etc... La verdad es que la gente se asustó mucho. Por algo fue el mayor terremoto de los últimos años. Del tsunami ni me enteré. Luego lo vi por la tele.
-Tokio es una ciudad de casi 30 millones de habitantes. ¿Cómo se ha vivido la tragedia entre los residentes?
-Hay que decir que los japoneses están muy tranquilos ante la amenaza nuclear. Ellos tienen plena confianza en su Gobierno. De hecho, recuerdo una española que decía que ella no se marcharía del país hasta que se fuera el último japonés.
-¿Pasaste miedo en algún momento?
-Miedo no pasé, pero evidentemente cuando estás en un país extranjero y sucede una catástrofe de tal magnitud estás inquieto y muy preocupado.
-¿Consideras que la Embajada española ha estado a la altura de las circunstancias?
-No. Yo puedo entender que les cogiera por sorpresa y que tarden en reaccionar, pero ha sido un verdadero desastre. Fíjate en el detalle. Hoy (ayer para el lector) cuando ya estaba en Sóller he recibido la respuesta a mi correo en el que pedía ayuda a la Embajada española. La francesa, en cuestión de segundos, te daban respuestas, soluciones y ayuda.
-¿Volverías a Japón una vez se recuperen de la tragedia?
-Claro que sí. Se han portado muy bien conmigo y es un pueblo ejemplar. Pero ahora me muero de ganas de ir a China, que era mi siguiente destino después de Japón.
-¿Que ha sido lo primero que has hecho al llegar?
-Saludar a mi familia y amigos, acudir al hospital de Son Llàtzer para hacerme una revisión, tal y como me recomendaron, intentar descansar y comerme una paella con mis padres.