La Fiscalía pide una condena de 28 años de cárcel para Miguel Serra Bosch por el asesinato del marido de su ex mujer y por intentar apuñalar a un testigo de los hechos.
El crimen tuvo lugar en Son Oliva en agosto de 2009. El acusado vivía en Zaragoza y llevaba alrededor de 30 años lejos de la mujer con la que se casó en Mallorca y con la que tuvo dos hijos. Según declaró en el juzgado de guardia tras ser detenido, regresó a la Isla para dar un escarmiento a la pareja porque decía que trataban mal a su madre.
Aparcamiento
De madrugada, en un aparcamiento de la calle Enric Granados, el acusado -según el informe de Fiscalía-, se abalanzó con una barra de hierro sobre la víctima. Le golpeó al menos en tres ocasiones, sin ningún aviso. Los golpes alcanzaron a la víctima en la parte trasera de la cabeza y en la lateral. Cayó al suelo y allí, le siguió golpeando. La agresión provocó un traumatismo craneoencefálico múltiple. La muerte fue inmediata. Tras cometer el crimen, la Fiscalía señala que intentó huir del lugar. Sin embargo, fue sorprendido por un peatón que intentó darle el alto. Con un cuchillo en la mano, el acusado le intentó intimidar: «Te voy a matar. Ven que te voy a matar». De hecho, intentó clavarle el arma en varias ocasiones, si bien el testigo consiguió esquivarle.
La víctima, Juan Molero, de 59 años, convivía desde hacía 30 años con la ex mujer del fallecido. Éste se marchó de la vivienda familiar tres décadas antes y no volvió a dar señales de vida, por lo que sus familiares le daban prácticamente por muerto. Sin embargo, en esos años había acumulado múltiples antecedentes penales. De hecho, en ese momento cumplía condena en régimen abierto en Zaragoza. El acusado fue detenido por la policía el mismo día de los hechos.
La Fiscalía le imputa un delito de asesinato, por el que pide 20 años de prisión y otro de homicidio en grado de tentativa por el que reclama otros ocho. Además pide que no pueda acercarse ni su ex mujer ni a sus hijos durante 30 años y una indemnización de 130.000 euros para su mujer y los hijos que tenían en común, dado que durante 30 años, el asesinado había sido a todos los efectos su padre. El caso será enjuiciado por un jurado popular el próximo mes de mayo en Palma.