Agentes del Grupo de Investigación Oeste del Cuerpo Nacional de Policía, procedieron a la detención de M.A.S., de 23 años, delegado en Balears de una empresa dedicada a la instalación e inspección del suministro de gas butano acusado de un delito de presunta estafa.
La referida empresa, forma parte de un entramado empresarial de ámbito nacional, formado por otras ocho empresas, dedicadas todas ellas a la misma actividad.
Pese a que la empresa poseía todos los permisos necesarios para desarrollar su actividad, estuvo operando durante varios meses, sin tener en nómina a ningún instalador autorizado, extremo que impidió que las instalaciones, reparaciones e inspecciones, realizadas por los operarios, fueran inspeccionadas por personal cualificado.
El modus operandi consistía en personarse en domicilios donde preferentemente residieran personas de avanzada edad. Inicialmente se identificaban como inspectores de la Dirección General de Industria, con la clara intención de vencer el recelo inicial mostrado por los clientes, alertados ante las continuas noticias que diariamente aparecen publicadas sobre estafas relacionadas con este sector. Posteriormente coaccionaban a los mismos, insinuándoles que si no accedían a que les fuera realizada la inspección, serían sancionados con multas de elevada cuantía. Finalmente, esos mismos operarios, extendían facturas por unos importes abusivos y que a modo de ejemplo, por instalaciones, cuyo coste no debería superar los cien euros, extendían facturas que en algunos casos superaban los trescientos euros o incluso más.
Destacar la existencia de diversas víctimas, repartidas por toda la geografía balear, ya que también se ha tenido conocimiento de que la empresa aquí referida, también estuvo operando en la ciudad Eivissa.
Otra de las prácticas ilícitas llevadas a cabo por parte de la empresa instaladora, consistía en instalar detectores de humo, extremo que llevaron a cabo hasta en trece domicilios.
Después de haber analizado las facturas intervenidas en el registro que se efectuó en la sede empresarial, se contactó con todas las personas afectadas y se les informó que el dispositivo que ellos creían que detectaba las fugas de gas, en realidad se trataba de un detector fotoeléctrico de humo, cuyo coste en el mercado apenas supera los veinte euros.
Detectores
La Policía Nacional detectó que la mayoría de los detectores se encontraban situados sobre el mobiliario de las cocinas, puesto que los dispositivos no necesitaban conexión a la red eléctrica y la gran mayoría de ellos presentaban las pilas de alimentación desconectadas.
De igual forma, la policía detuvo el pasado 18 de febrero a M.A.S. y a Rubén S.S., empleado de la misma empresa, como presuntos autores de un delito de estafa.
Por otra parte hace dos semana la Guardia Civil detuvo a once trabajadores de una empresa de gas, entre ellos los dueños, acusados de un delito de estafa.