Una inspección en una obra terminó en un guión de Berlanga protagonizado por Jackie Chang. La Policía Local de Manacor detuvo el martes en torno a la una del mediodía al responsable de un local, de nacionalidad china por retener al celador municipal que realizaba una inspección en el establecimiento, en el que se había detectado una posible infracción.
El funcionario había confirmado un problema con la construcción que realizaba el ciudadano chino en el local. El dueño se puso nervioso y, para evitar la sanción, se le ocurrió que lo mejor era encerrar al celador. Dicho y hecho, cerró la puerta y dejó dentro al empleado municipal. Éste primero gritó y golpeó la puerta para llamar la atención y poder salir. Ante la falta de respuesta desde el exterior, aprovechó que tenía el teléfono móvil encima y avisó a la Policía Local, aunque finalmente consiguió encontrar una salida por un hueco del sala en la que le dejó encerrado.
Al poco tiempo de la llamada llegaron los agentes de la Policía Local. Éstos se encontraron al infractor urbanístico y al celador encerrado en medio de una viva discusión.
Huida
Los policías interrogaron al funcionario municipal y el ciudadano chino aprovechó ese momento para intentar huir. No tuvo éxito en la tentativa y fue detenido, algo que no encajó bien ya que comenzó a gritar, insultar e incluso a amenazar los agentes. Esta actitud cambió cuando se vio en las dependencias policiales. Según la Policía Local, mientras pasaba por las diligencias que lleva aparejada la detención, ofreció dinero a los agentes a cambio de que le dejaran en libertad y se olvidaran de todo el problema. En concreto 1.500 euros, mientras les decía, «¿Cuánto queréis?».
Con todo este recorrido, la Policía Local puso al detenido a disposición del Cuerpo Nacional de Policía por un delito de detención ilegal, otro de amenazas, otro de resistencia a la autoridad y una tentativa de cohecho. Es decir, cuatro delitos para escapar de una posible sanción administrativa por una obra. Mal negocio.