Una venganza económica llevó ayer a un hombre de 57 años a matar a tiros en un bar y en una entidad bancaria de Olot a cuatro personas, dos de ellas el jefe de la empresa constructora en la que trabajaba y su hijo, así como a dos trabajadores de una oficina de la Caja del Mediterráneo (CAM).
El homicida, que se entregó a una patrulla de la policía local de Olot, es Pere P.P., un vecino de La Vall d'en Bas (Girona) sin antecedentes penales, que al parecer ha perpetrado la matanza empujado por problemas económicos y agravios contra su jefe -el responsable de una constructora- y contra la entidad bancaria.
Con el móvil económico de fondo, los investigadores tratan ahora de dilucidar las razones exactas que han llevado al hombre a perpetrar el cuádruple crimen, rastreando sus cuentas bancarias y comprobando cuál era exactamente su situación laboral.
Los investigadores se centran, entre otros puntos, en confirmar extremos que han desvelado algunos vecinos y allegados del homicida y las víctimas, como si el detenido estaba a las puertas de ser despedido, la empresa constructora para la que trabajaba como albañil le debía dinero, si la entidad bancaria le había anunciado el embargo de algunos de sus bienes por impago o no le habían podido pagar un cheque sin fondos.
Armado con una escopeta con la que acostumbra a salir a cazar, el homicida ha irrumpido hacia las 09.10 horas de la mañana en el bar «La Cuina de l'Anna», del núcleo de La Canya, en La Vall de Bianya, cerca de Olot (Girona), y sin mediar palabra ha disparado mortalmente al dueño de la empresa Construccions Tubert, de la que era trabajador, y a su hijo.
Tras salir del bar, el homicida se subió a su coche y recorrió a toda prisa la poca distancia que separa La Vall de Bianya de Olot, hasta que hacia las 09.21 horas entró en la oficina de la CAM, donde había tres trabajadores, aunque ningún cliente.
Armado con la misma escopeta, el acusado disparó mortalmente a dos empleados -Anna Pujol, de 56 años, y Rafael Turró, de 46-, que fallecieron en el acto. La tercera empleada, que en aquel momento se encontraba en un despacho, salió ilesa. Tras salir de la oficina, el homicida se dirigió hacia su vehículo, aparcado en doble fila. Antes de llegar se encontró con una patrulla de la Policía Local de Olot, ante la que confesó que acababa de matar a cuatro personas y se entregó.