Dejar un infierno para acabar en una escena de Dickens. El Servicio de Atención a la Familia de la Policía Nacional ha detenido al gerente de un piso de acogida a víctimas de malos tratos por vejar a las mujeres a las que se había comprometido a proteger. En la vivienda situada en Palma vivían seis mujeres y sus tres hijos. El arrestado imponía unas condiciones de pesadilla: sólo se dejaba beber un vaso de agua a cada persona al día, el presupuesto para comida y productos de limpieza para nueve personas se limitaba a cincuenta euros y todas las mujeres tenían que salir de casa a las ocho de la mañana y no podían regresar hasta las dos de la tarde. Para completar el escenario, mujeres maltratadas por sus parejas sufrían expresiones como: «No me extraña que vuestros maridos os pegaran».
El piso permaneció abierto entre agosto de 2009 y julio de 2010, cuando se clausuró por una serie de problemas burocráticos. Entonces se registraron tres denuncias en la policía. Los agentes iniciaron una investigación que quedó corroborada por varias educadoras y la coordinadora de Asuntos Sociales. La investigación desembocó en la detención el pasado jueves del responsable del centro.
Algunas de las mujeres relatan que ante la falta de comida, el detenido las obligaba a recoger comida en centros de beneficiencia para que luego la vendieran en rastrillos. Ante las quejas por el mal estado de los niños, alguno de los cuales tiene síntomas de anemia, el arrestado respondía: «Tienen reservas suficientes». Otra mujer denuncia que le pidió que vendiera el carrito de su hijo para comprar comida. Como se negó, comenzó a gritarla y a insultarla. También se incluye un espectáculo delirante: hizo cocinar a las mujeres para una fiesta gay. A ella también acudieron los niños, delante de los cuales varias personas se desnudaron. La juerga terminó con varias personas lanzándose comida a la cara, cuando el detenido se la racionaba a las mujeres. Las víctimas señalan que el detenido llevó a los menores a una sauna gay para que vieran un belén allí instalado. Incluso, como había recibido una subvención para una asociación micológica, les hacía a todos ir a Lluc a por setas.