El cura mallorquín de la parroquia de Vilafamés (Castellón) que fue detenido y puesto en libertad después de que la Guardia Civil encontrase en su iglesia más de 21.000 archivos de pornografía infantil ha pedido «perdón» a «dos o tres» allegados que le llamaron por teléfono para interesarse por su situación.
Así lo ha asegurado hoy a Efe la alcaldesa de Vilafamés, Luisa Oliver, quien ha explicado que el párroco abandonó el municipio el sábado sin despedirse de sus feligreses ni dirigirse a ellos, aunque sí que pidió disculpas por lo sucedido a «las dos o tres personas que le han llamado por teléfono».
La alcaldesa ha explicado que en esas conversaciones el párroco no ha dicho «en ningún momento» que «nadie» haya «colocado» esos archivos en la iglesia, sino que ha pedido perdón por lo sucedido «porque sabe perfectamente que era él quien tenía esos repugnantes documentos».
El sacerdote abandonó el municipio el sábado con la ayuda de «un cura que le ayudó a recoger la ropa», ha indicado la alcaldesa, quien cree que se dirigió primero a Manacor (Mallorca), donde residen su padre y su hermano, y que «iba a recluirse en un convento de esa zona».
«Yo creo que por aquí ya no volverá aunque tenga que presentarse ante los juzgados cada quince días; si se ha dejado algún objeto personal por recoger enviará a alguien a por él o vendrá él, pero cuando nadie lo vea», ha aventurado la alcaldesa.
El Obispado decretó para el párroco la suspensión cautelar en todos sus cargos, así como del ejercicio del ministerio sacerdotal después de que la Guardia Civil encontrara en su iglesia más de 21.000 archivos de pornografía infantil que ocupan un espacio de 600 gigabytes y para evitar «el escándalo de los fieles».
El párroco, que ha sido imputado por un delito de distribución de pornografía infantil, fue detenido el pasado miércoles y puesto en libertad provisional el viernes con la obligación de comparecer quincenalmente ante el juzgado.
Oliver ha asegurado a Efe que los vecinos de Vilafamés, municipio con alrededor de 2.000 habitantes, siguen «muy sorprendidos» y «decepcionados» por la detención del cura, a quien consideraban «muy competente», «abierto» e «ilustrado».
El religioso, que fue arrestado por el Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil, tiene 52 años y se hizo cargo de la parroquia hace quince.
El fiscal había solicitado al juez su ingreso en prisión comunicada y sin fianza, pero la juez de guardia ha rechazado esta medida, por lo que el Ministerio Público interpondrá un recurso en contra de esta resolución.