Alejandro de Abarca sigue callado ante la juez de Inca que instruye la causa, pero sí habla fuera del juzgado. Un funcionario de la prisión de Palma ha remitido al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción que investiga el caso un escrito en el que cuenta que el asesino confeso de Ana Niculai le reveló que no actuó solo en el crimen.
A raíz de estas revelaciones, la magistrada citó a de Abarca para que ratificara lo que había dicho al funcionario. El imputado fue trasladado ayer ante la juez pero, como ya sucedió en su anterior comparecencia, se negó a declarar. Eso sí, atribuyó a una invención del funcionario la nueva revelación. La posibilidad de que no actuara en solitario tendrá que ser investigada ahora y, según fuentes de la investigación es algo que aún está muy verde.
Según el escrito remitido por el funcionario de prisiones al juzgado, de Abarca le contó que durante el día 19 de julio de este año, en el que secuestró y mató a la joven no estuvo solo. Hasta ahora había mantenido que no hubo nadie con él desde que asaltó a la joven de 25 años y la subió a su propio vehículo en un aparcamiento de Palma. Esta persona sería un compañero suyo del centro penitenciario en el que cumplía el tercer grado, si bien ya ha cumplido su pena.
De Abarca permaneció huido cinco días después de que se encontrara el cadáver de la víctima en el vehículo, que había sido incendiado. Durante la investigación se ha barajado que pudo recibir algún tipo de ayuda para manterse oculto esos días, en los que deambuló entre Selva y Muro. Todos los testigos que han declarado hasta ahora han aportado elementos que ratifican la versión de los hechos que dio el asesino confeso en su primera declaración.
Son Banya
Secuestró a la joven para quitarle el coche e ir a Son Banya a comprar heroína. Tras pasar por el poblado hizo varios viajes entre Palma y Muro con la joven atada en el vehículo y, tras inyectarla heroína en al menos dos ocasiones provocó su muerte. En todo el recorrido habría estado solo, como han señalado personas que le vieron en la Porta de Sant Antoni, junto al edificio de Gesa y en Lloret, donde paró para arreglar el pinchazo en una rueda.
De Abarca e
stá ahora a la espera de que la juez responsa a su petición para ser traslado a un centro penitenciario de la Península, medida a la que se oponen los abogados de la acusación particular, Enric Patiño y Antoni Monserrat.
Además, las partes estudian varios informes sobre las llamadas que recibió el 091 el día que ocurrieron los hechos y sobre la actuación de los funcionarios del centro de internamiento después de que De Abarca no regresara el domingo por la noche para dormir allí, como le obligaba el tercer grado penitenciario que estaba cumpliendo.policial.