La operación contra el 'menudeo' de droga llevada a cabo en Son Gotleu, en la que participaron un centenar de agentes, se saldó con nueve detenidos, once registros y la intervención de 45 kilos de hachís, un dátil de cocaína con unos 15 gramos de esta sustancia, 700 gramos de marihuana y 3.000 euros en efectivo, además de cuchillos y una balanza para cortar y pesar la droga.
Uno de los agentes que participaron en el dispositivo concretó ayer: «La operación era contra 'el menudeo' y no se esperaban encontrar grandes cantidades de droga, sino acabar con la inseguridad que había provocado la venta de droga en la zona ya que habíamos recibido diversas quejas de vecinos». No obstante, el agente indicó que «los nueve detenidos formaban parte de una banda que estaba perfectamente organizada y cada uno de ellos tenía definida su función».
Operativo
En el dispositivo participaron un centenar de agentes en previsión de que pudiera haber incidentes ya que Son Gotleu se considera un 'punto caliente'. El operativo empezó a las 19.15 horas de la tarde del jueves y concluyó pasada la medianoche. Decenas de vecinos bajaron a la calle al ver tanta presencia policial, pero no hubo ningún altercado.
En Son Gotleu se efectuaron siete registros de viviendas y se inspeccionaron dos bares y una panadería. Estos locales eran puntos de encuentro de los detenidos. En los pisos, ubicados en la manzana de las calles Tomás Rullán y Santa Florentina, se llevaba a cabo la venta de hachís y marihuana, en su mayor parte. En tres domicilios se hallaron seis kilos de hachís.
Los otros 39 kilos de hachís se localizaron en otro piso registrado fuera de Son Gotleu, en la calle Arquitecto Gaspar Bennazar, en la zona de la Plaza de Toros. La droga estaba escondida debajo del colchón de una cama. Desde este piso el hachís se llevaba después al resto de domicilios de Son Gotleu para su venta.
Los detenidos son ocho hombres de nacionalidad marroquí y una mujer española, de edades comprendidas entre los 21 y 39 años. Todos ellos prestaban declaración ayer en la Jefatura de Policía y la mayoría tienen antecedentes por tráfico de drogas.