Agentes de la Guardia Civil así como especialistas en retratos robot se han desplazado desde la Península hasta Mallorca para reforzar la búsqueda de Alejandro de Abarca, conocido como 'El Enano' y presunto asesino de Ana Niculai, la mujer rumana de 25 años que fue hallada el pasado lunes con las manos atadas y calcinada en el maletero del vehículo de su novio, aparcado en la carretera del municipio mallorquín de Muro.
Así lo ha puesto de manifiesto el delegado del Gobierno en Baleares, Ramón Socías, durante la visita llevada a cabo este sábado a las instalaciones del depósito regulador de Sa Costera, en la que también han estado presentes el conseller de Medio Ambiente y Movilidad, Gabriel Vicens, y el secretario de Estado de Medio Rural y Agua, Josep Puxeu. En declaraciones a los medios, Socías ha confiado en que en las próximas horas la búsqueda de De Abarca «dé sus frutos» gracias al despliegue que se está llevando a cabo, principalmente en la Part Forana.
En este sentido, el representante del Ejecutivo central en las islas ha aseverado que los esfuerzos se centran, principalmente, en las vías de entrada y salida de Mallorca, para lo cual se ha dado aviso a los agentes policiales para que eviten la fuga de este hombre, que mide un metro y medio, tiene el pelo rapado y un gran tatuaje en un brazo. Mientras, también se han extremado en la red viaria de la isla, con un amplio dispositivo de agentes en la Part Forana.
Alejandro de Abarca recogió a una motorista en un coche
El cerco al presunto asesino de Ana Niculai se estrechó ayer cuando Alejandro de Abarca, el preso fugado, recogió a una motorista que había sufrido una avería en Muro y ella huyó al reconocerlo. La Guardia Civil cree que el sospechoso, que cuenta con antecedentes por delitos sexuales, intentaba un segundo secuestro.
El despliegue de la Benemérita, coordinado por la Policía Judicial, fue ayer frenético. Tanto o más que el jueves, cuando se descubrió la identidad del supuesto asesino. Su rostro apareció en todos los periódicos y programas de televisión, por lo que se multiplicaron las llamadas de particulares que aseguraban haber visto al preso en distintos puntos de la isla.
Una de esas informaciones fue verificada porque el informante era un trabajador de la cárcel que conocía perfectamente a Alejandro y que lo vio, con una mochila, en Lluc.
Por tierra y aire
El helicóptero del Cuerpo sobrevoló la zona, sin éxito, y al poco tiempo se descubrió que Alejandro se había apropiado del Ford Fiesta viejo de una prima. Todas las policías locales, incluida la de Palma, se pusieron en máxima alerta y se barajó la posibilidad de que acudiera a Ciutat a comprar droga en Son Banya o el barrio chino. Es cocainómano y heroinómano, y su dependencia de las drogas es muy considerable.
La alarma, sin embargo, se disparó cuando llegaron noticias de un nuevo intento de secuestro de una joven en Muro, precisamente con ese mismo coche, de color blanco y con placas de matrícula PM-BU.
Una motorista que circulaba por un camino de las inmediaciones de s'Albufera sufrió una avería y fue recogida por un hombre en ese coche. Al principio, ella no lo reconoció, pero en cuanto se subió al turismo descubrió aterrada que se trataba de Alejandro de Abarca. Él se desvió del camino y se acercó mucho a la pared, para que no pudiera salir por ese lado. La mujer, sin embargo, saltó del vehículo y empezó a correr, hasta que lo perdió de vista. Después fue trasladada al cuartel de la Guardia Civil, en un estado de gran nerviosismo, donde prestó declaración.
Con esos datos, los agentes se volcaron en aquel paraje de Muro, que 'peinaron' de forma casi obsesiva. Durante el día, el dispositivo de búsqueda fue impresionante, aunque muy discreto para no llamar la atención. La mayoría de agentes iban de paisano. Algunos hermanos de la fallecida fueron detectados por Inca y los alrededores, al parecer participando en la búsqueda, pero los funcionarios temían que pudieran perder los nervios si eran ellos los que encontraban a Alejandro.
Tal y como adelantó ayer Ultima Hora, los investigadores interrogaron al hermanastro del preso, llamado Christian, que fue trasladado de Muro a la Comandancia de Palma para prestar declaración. Después quedó libre, y sostuvo que sólo había visto a Alejandro con el Audi A4, pero que no sabía que tenía a la joven rumana secuestrada.
Este diario habló ayer con otra hermanastra del fugitivo. Se trata de Victoria de Abarca, una mujer de 57 años que vive en Terrasa, la ciudad de la que es originaria esta familia. La mujer explicó que «nunca lo he visto. Somos hermanastros por parte de padre y estoy muy sorprendida por lo ocurrido, pero nunca he hablado con él».