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Un preso fugado con antecedentes por delitos sexuales es el sospechoso del asesinato de Ana

Ana Niculai tenía 25 años.

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Ya está identificado. Tres días de frenéticas investigaciones ha invertido la Policía Judicial de la Guardia Civil en descubrir la identidad del presunto asesino de Ana Niculai. Se trata de un preso que no regresó al Centro de Reinserción Social de Palma, llamado Alejandro de Abarca Barnet, y que estos días se ha escondido en la zona de Muro. Su detención puede ser cuestión de horas.

La pista principal que ha permitido a la Guardia Civil aclarar el asesinato de la joven rumana se encontró en las inmediaciones del párking de Ana Niculai, en los bajos de un edificio de la calle Jeroni Pou de Palma, junto a las Avenidas. La inmigrante aparcaba allí cada mañana, y después se iba caminando a su bar, en la calle Socorro. Alejandro de Abarca, nacido en 1978 en Terrasa (Barcelona), debía haber regresado el lunes por la mañana al Centro de Reinserción Social de Palma, y no lo hizo. Disfrutaba de un permiso de fin de semana y lo aprovechó para fugarse.

La vio en el párking

Esa mañana, parece ser que Alejandro, que cumplía condena por distintos delitos -y que tenía antecedentes por temas sexuales-, reparó casualmente en Ana, una muchacha sumamente atractiva que conducía un Audi A4 de color negro.

Los investigadores creen que el convicto la siguió hasta el interior del aparcamiento y allí la atacó. Se barajan dos opciones para explicar la agresión: que quisiera robarle el coche y dinero, para huir de Palma, o que pretendiera abusar sexualmente de ella. A partir de ese trágico encuentro, inesperado para ella, se pierde la pista de Ana y no se sabe nada de ella hasta que a las 14.00 horas un conductor ve el Audi A4 dando bandazos por la carretera de Consell. Quien iba al volante era, supuestamente, el presidiario.

Hasta las ocho y media, aproximadamente, cuando el coche fue quemado con Ana ya muerta en el maletero, no se sabe qué ocurrió, pero los investigadores no descartan que el asesino la trasladara a alguna finca o casa abandonada de s'Albufera, mientras decidía qué hacer con ella.

Es aquí cuando aparece el presunto cómplice que pudo ayudar a Alejandro. La Guardia Civil investigó a Christian, su hermanastro, y ayer por la tarde lo detuvo en Muro.

Prueba definitiva

La prueba definitiva se encontró en una gasolinera de Muro. Tal y como adelantó en exclusiva Ultima Hora, la Policía Judicial visitó todas las estaciones de la zona, en busca de los vídeos de seguridad. En una de ellas, en Muro, el sistema de grabación no funcionaba, pero los encargados reconocieron a Alejandro de Abarca como el joven que el lunes aparcó un Audi A4 cerca de la estación de servicio y después compró cinco litros de gasolina Súper 95, que introdujo en una garrafa.

El presidiario fugado es de pequeña estatura -mide un metro y 49 centímetros- y luce un llamativo tatuaje en un brazo. Si algún ciudadano tiene información sobre su paradero o conoce algún detalle que facilite su detención puede llamar al 062, el 091 o el 092. La Comandancia de Palma, en colaboración con la Jefatura de Policía y la mayoría de policías locales de Mallorca, ha montado un dispositivo sin precedentes para cazar a Alejandro, que presumiblemente sigue en Mallorca. El cerco se estrecha a cada hora que pasa.

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