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El túnel del terror

| Palma |

JULIO BASTIDA
Viernes noche. Un grupo de amigos están tomando las primeras copas en la zona de bares de Gomila. El reloj marca la 01.15 horas. Los jóvenes deciden continuar la marcha del fin de semana en los pub y discotecas del Marítim. Es en ese momento cuando emprenden su camino y deciden tomar la ruta más corta, es decir, la calle Banys, más conocida como 'el callejón del terror'. Llegan al inicio del mismo, sito en la plaza Mediterráneo. El callejón es estrecho, oscuro y maloliente. Los jóvenes observan que, a unos cuatro metros, hay tres tipos sospechosos. A pesar de ello, deciden entrar y bajar las escaleras que les conducirán hasta el Marítim. Elección equivocada. Se trataba de una de tantas encerronas que se producen habitualmente en la zona. Los chicos fueron brutalmente asaltados, golpeados y humillados.
Esta situación relatada es verídica. Se trata sólo de un pequeño ejemplo de lo que viene sucediendo, desde hace años, en uno de los callejones más conflictivos y peligrosos de Palma.
El citado callejón, especialmente los fines de semana, es utilizado por centenares de jóvenes para unir las zonas de marcha de Gomila y Passeig Marítim.
Tanto el Cuerpo Nacional de Policía como la Policía Local de Palma son conocedores del alto índice de peligrosidad e incidencias que se producen.
Según fuentes a las que ha tenido acceso Ultima Hora, el citado callejón se ha convertido en una ubicación estratégica para carteristas, bandas latinas y atracadores.
Los primeros, los carteristas, actúan sigilosamente. Aprovechando la oscuridad y estrechez de la calle, se acercan a sus víctimas y, al descuido, les roban las carteras y bolsos. En caso de ser descubiertos pueden llegar al enfrentamiento directo.
Sin duda alguna, las bandas latinas también centran su actividad delictiva en la zona. Se han producido enfrentamientos directos entre bandas de una brutalidad extrema.
Finalmente, los más peligrosos son los atracadores. El perfil de los delincuentes suelen ser grupos de cuatro o cinco jóvenes, la mayoría de las veces rumanos y latinos, corpulentos y de una violencia extrema. Funcionan como banda organizada y su 'modus operandi' consiste en vigilar la entrada de pequeños grupos de personas, bloquear las entradas y asaltarles en el callejón. La policía, consciente del problema, intensifica su presencia y destina agentes de paisano. Entrar o no entrar, ése es el dilema del callejón del terror.

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