Antonio S. A., de 28 años de edad y natural de Inca, saltó a la popularidad hace unos días cuando se descubrió que interpretaba el papel de un falso médico y que realizó varias guardias en un ambulancia del 061. Poco después, Ultima Hora descubría que, unos meses antes, había realizado prácticas de enfermero, sin tener nociones de medicina, en el PAC de la localidad de Alcúdia y que ejerció como médico de UCI en un hospital. A raíz de dicha publicación, poco a poco surgieron nuevos datos reveladores de las peripecias de este joven inquense. El falso doctor, como se le conoce actualmente, había interpretado a un supuesto piloto de aviación y se había hecho pasar por abogado.
Ahora, sale a la palestra Joan Ferrá Frau, un joven piloto con la pertinente licencia de transportes aéreos. Según Ferrà, un día coincidió por la calle con Antonio S.A., quien le comentó que era directivo de una importante compañía aérea, 'Vanair', y que le interesaría contar con sus servicios. Rápidamente, el joven piloto se puso en contacto con el supuesto impostor, le facilitó copia de todas sus titulaciones y, al confirmarle éste que estaba contratado, dejó el trabajo que estaba ejerciendo en ese momento.
«Nunca sospeché nada. Se presentó en mi casa con carpetas llenas de documentación de la compañía. Todo era muy real. Este señor no tiene ni un pelo de tonto. Además, llegué a firmar un contrato con la compañía 'Vanair' en la que, entre otras cosas, se aceptaba los pagos de preparación para la obtención de la habilitación de un Airbus A-330-200. Tengo una copia de todo para que la puedas ver», añade.
«De hecho, cuatro compañeros, pilotos todos ellos, también fueron engañados con una historia muy similar. Es más, me acuerdo que incluso les falsificó las tarjetas de párking del aeoropuerto de Son Sant Joan de AENA. Algunos de los pilotos engañados abandonaron sus respectivas compañías y se embaucaron en una nueva aventura que nunca llegó a ver la luz. Ellos presentaron las correspondientes denuncias judiciales», relata Ferrá.
«La cosa no acaba aquí. Resulta que Inca es muy pequeña, y aún hay más. Con el mismo pretexto, haciéndose pasar por alto ejecutivo de una compañía aérea, se presentó en una importante tienda de informática de la ciudad y les encargó toda una red de comunicación de sistemas para los locales de sus nuevas tiendas del aeropuerto. Además, les entregó un talón de 90.000 euros, sin fondos, y se llevó un ordenador portátil. Finalmente, su padre, un conocido empresario de Inca, tuvo que ir y pedirles que no denunciaran a su hijo y abonó la factura del ordenador», afirma.
El piloto inquense, como muestra de su declaración, muestra toda la documentación, contratos falsos y aporta un vídeo grabado con cámara oculta en su domicilio de una de las múltiples reuniones mantenidas con, «el farsante que tanto daño me hizo», concluye.