Saqueos, dolor por las víctimas y por el descubrimiento de más destrucción se combinaban ayer con un lento retorno a la normalidad en Chile, un día después del terremoto que el sábado sembró de muerte y desolación en el centro y sur del país.
Según el último balance ofrecido ayer por la noche por la presidenta Michelle Bachgelet, el número de víctimas por el terremoto que ha asolado el 80 por ciento de Chile se eleva a 708 muertos. La mayor parte de las víctimas se produjeron en la región del Maule, con 541; seguida de Bío Bío, con 64, y 103 en las otras seis regiones afectadas, donde además hay dos millones de damnificados.
Mientras en Santiago se restablecían paulatinamente los servicios básicos, algún comercio abrió sus puertas, el ferrocarril subterráneo comenzó a circular y también, aunque en menor medida, el transporte de superficie, las regiones afectadas del sur seguían sin agua potable, electricidad ni combustibles y con las comunicaciones afectadas por frecuentes cortes.
Saqueos
Pobladores desesperados se enfrentaron ayer con la policía mientras saqueaban un supermercado en la sureña ciudad de Concepción. La policía empleó gases lacrimógenos para dispersar a los pobladores, aunque después autorizó a las mujeres para sacar comida, leche, pañales, papel higiénico y otros productos.
La alcaldesa de la ciudad, Jacqueline Van Rysselberghe, exigió al gobierno el envío de militares para «restablecer el orden». «Se necesitan marinos y militares en las calles, porque hay un caos», afirmó Van Rysselberghe, quien criticó a las autoridades por no enviar con rapidez bomberos y equipos para rescatar a los supervivientes de un edificio de 14 pisos que se desplomó en el centro de Concepción.
Los bomberos, que viajaron ayer desde Santiago estuvieron durante varias semanas trabajando en Haití, tras el terremoto que devastó ese país el 12 de enero.
Entre la estructura del edificio de 14 pisos derruido quedaron entre 80 y cien personas, entre las que podría haber supervivientes. Ayer los bomberos recuperaron tres cadáveres y perforaron los muros para facilitar la entrada de aire a los sectores de los que se han escuchado gritos de auxilio. Aunque se trata del caso más dramático, el de Concepción no es el único edificio de construcción reciente colapsado; situaciones similares ocurrieron en Santiago, Viña del Mar y otras ciudades.
El obispo católico Alejandro Goic, presidente de la Conferencia Episcopal, criticó a las empresas que «por ahorrarse unos pesos», construyen edificios que se convierten en trampas para sus moradores. «En Chile hay leyes de determinan cómo deben construirse los edificios dado que estamos en un país sísmico», dijo. El dolor por la tragedia se acentuó ayer al conocerse lo ocurrido en algunas localidades costeras de la región del Maule, destruidas por un maremoto que sobrevino veinte minutos después del sismo.
Saqueos y dolor tras el seísmo que ya ha causado más de 700 muertos en Chile
La mayor parte de las víctimas se han producido en localidades de la región del Maule destruidas por un maremoto
Agencias |