El titular del juzgado de Instrucción número 5 de Manacor envió ayer a prisión al búlgaro que estranguló con sus manos a su mujer en Santanyí. Giorgi Borisov confesó que mató a Snezhana Blagoeva porque temía que hiciera daño al hijo pequeño de ambos, que tiene dos años y medio.
El inmigrante, que trabajaba como albañil y jardinero en Santanyí y Cala Figuera, pasó dos noches en los calabozos de las Guardia Civil y en la mañana de ayer, sobre las diez, un furgón lo trasladó a los juzgados de Manacor. El búlgaro se mostró muy tranquilo y fue custodiado fuertemente por un grupo de guardias, que además le esposaron. Es un hombre de cierta altura y de gran corpulencia, y había inquietud por cómo podía reaccionar al encontrarse con los cámaras y periodistas que le esperaban a la puerta de los juzgados.
Giorgi, sin embargo, avanzó tranquilamente hasta el interior de la dependencias y no intentó en ningún momento resistirse. Su declaración ante la autoridad judicial se prolongó por espacio de varias horas y por la tarde el acusado ingresó en la prisión de Palma.
El juez, según informaron en fuentes judiciales, le imputa un delito de homicidio. Giorgi y su esposa llegaron a Mallorca hace unos siete años, y se asentaron en Cala Figuera, donde la comunidad búlgara es numerosa. Su hijo, que en diciembre cumple doce años, ya había nacido, pero el pequeño nació en Santanyí, adonde se mudaron hace tres años. Alquilaron una planta baja de la calle Sol y nunca habían protagonizado un incidente.
Sus vecinos los recuerdan como una familia de inmigrantes «modélicos». Él era trabajador y educado, y ella apenas salía de casa, entre otras cosas porque no hablaba castellano y estaba muy limitada.
El varón tenía problemas mentales y en su país se había tratado de fuertes depresiones. Cuando llegó a España siguió con la medicación, aunque hay sospechas de que en los últimos días ya no la tomaba. El miércoles pasado regresaron de su país, donde habían pasado un mes con la familia, y en su empresa le comunicaron que se quedaba en el paro. Su declive empezó en ese momento: comenzó a comportarse de forma muy extraña y sus problemas mentales se agudizaron. El sábado de madrugada estranguló con sus manos a su esposa, delante de sus dos hijos. La niña pidió ayuda en el cuartel y fue detenido al poco tiempo. Ya era tarde.