«Ha sido uno de los peores días de mi vida. Pensaba que no lo iba a contar, que había llegado el final. La tierra cedió y cuando quise darme cuenta estaba encajada en el interior de una tumba, sin poder moverme y a escasos centímetros de restos humanos de un nicho del año 1800». Así comienza el relato de los hechos Amparo, una mujer de 61 años de edad que el pasado miércoles sufrió un singular accidente en el cementerio de Palma.
«Todo comenzó sobre la una y media del mediodía. Mi madre, de 81 años de edad, mi hermana y yo nos dirigimos al cementerio de Palma, concretamente a la parte vieja, donde se encuentran las tumbas más deterioradas y que está llena de letreros que advierten que no se pueden pisar las tumbas», relata Amparo, visiblemente afectada y con lágrimas en los ojos.
«Mi madre decidió sentarse mientras nosotras colocábamos las flores en el nicho de mi hermano. Justamente se celebraba un aniversario de su muerte. En ese momento, yo me encontraba en una zona de gravilla, pero a raíz del agua caída en los últimos días el suelo cedió y me tragó la tierra. A consecuencia del impacto sufrí numerosas contusiones y perdí toda la fuerza. Mi madre, con 81 años, se puso muy nerviosa y sufrió un pequeño ataque de ansiedad. Mi hermana no sabía qué hacer. Encima empezó a llover y por aquella zona no había nadie que pudiera socorrernos. Fue espantoso, pasamos mucho miedo. Tras más de 30 minutos de sufrimiento y lucha conseguimos que saliese de la tumba y, rápidamente me llevaron al hospital de Son Dureta», concluye la protagonista.