Barreras cerradas, conos de prohibición de aparcar, una decena de policías y un despliegue de vigilantes jurados. El traslado ayer de 'La Paca' desde la cárcel de Palma hasta el hospital de Son Dureta provocó un operativo de seguridad considerable, que duró cerca de una hora y media.
Francisca Cortés Picazo, considerada la 'narco' más importante de Mallorca, y en prisión desde el pasado viernes, cuando se leyó la sentencia por el 'caso Son Banya', había solicitado a la dirección de la cárcel poder ser atendida por un médico, por una incidencia oftalmológica.
El martes, Son Dureta ya fue informado de que se llevaría a cabo el traslado custodiado al día siguiente, por la mañana, y que se adoptaran las medidas de seguridad habituales en estos casos.
A las nueve de la mañana un coche patrulla del Cuerpo Nacional de Policía, con dos agentes a bordo, llevó a 'La Paca' hasta el edificio de consultas externas. Parte de la acera junto a urgencias también fue acordonada, pero al final Francisca Cortés no acudió a ese departamento.
La cita era en oftalmología y su encuentro con los facultativos se llevó a cabo sin novedad. Luego, la condenada salió del edificio verde de Son Dureta, esposada y con un policía delante y otro detrás. La subieron al coche patrulla y otros agentes se ubicaron en las inmediaciones, formando un cordón de seguridad por si algún miembro del clan gitano intentaba acercase a la matriarca. Los pormenores sobre la intervención médica a 'La Paca' no han trascendido, pero parece ser que la cita estaba programada desde hace un tiempo. En un principio también se especuló con que la jefa del clan hubiera sufrido una hipoglucemia, derivada de su diabetes. Sin embargo, las fuentes policiales consultadas descartaron esta posibilidad.
'La Paca' atraviesa una profunda depresión desde que fue condenada a 22 años, la semana pasada. Su entorno advirtió de que podía intentar autolesionarse en prisión, por lo que se ha intensificado la vigilancia sobre la presa.