Nueve personas han muerto y más de cincuenta han resultado heridas, la mitad de ellas graves, al estrellarse un Boeing 737 de la compañía Turkish Airlines durante la maniobra de aterrizaje en el aeropuerto holandés de Schiphol.
El aparato, que había despegado de Estambul con 135 personas a bordo (128 pasajeros y 7 tripulantes), cayó en un campo agrícola en las inmediaciones del aeropuerto de Amsterdam poco antes de tomar tierra y se partió en tres, aunque no se incendió.
El accidente se produjo a las 9:30 GMT, mientras la aeronave se aproximaba a la pista de aterrizaje del aeropuerto internacional de Schiphol, que permaneció cerrado durante un tiempo y se reabrió al tráfico aéreo poco después de forma limitada, según explicó en rueda de prensa el teniente de alcalde del Ayuntamiento de la localidad de Haarlemmermeer, Michel Bezuijen.
Varios testigos presenciales explicaron que el morro del aparato perdió altura de forma repentina y que se precipitó hacia el suelo.
Aunque se desconocen las causas del accidente, los medios holandeses avanzaron que los motores del avión, fabricado en 2002, se pararon poco antes del aterrizaje, con lo que la aeronave perdió velocidad y se precipitó en el campo contiguo a la pista.
Una persona que vio desde su coche cómo se producían los hechos explicó que los pasajeros salieron por la parte central del aparato y empezaron a llamar por el teléfono móvil, aparentemente para informar a sus familiares.
Otro testigo presencial explicó que el avión «parecía que planeaba en el aire y luego se cayó de cabeza». Unas 60 personas pudieron abandonar el avión por su propio pie, mientras que algunos heridos tuvieron que ser transportados en un tractor debido a que algunas ambulancias tenían problemas para desplazarse por el terreno.
Un superviviente del siniestro explicó a la radio holandesa que «todo ocurrió muy rápido, en diez segundos», y sin que diera tiempo a la tripulación a dar aviso alguno sobre la existencia de problemas.
Otro superviviente declaró que «íbamos descendiendo, cuando notamos como una turbulencia fuerte y luego la cola debió de tocar el suelo (...) había heridos y gente en peor estado».
Turkish Airlines está trasladando gratuitamente a Holanda a familiares de las víctimas del accidente y las autoridades holandesas ya han anunciado que no les exigirán visado para entrar en el país.
Holanda vivió su peor accidente aéreo en octubre de 1992 cuando un Boeing 747 de carga se estrelló poco después de despegar de Schipol, contra dos edificios de Bijlmermeer, un barrio periférico de la capital holandesa.