JAVIER JIMÉNEZ
Los investigadores creen que Vladislav Reznik, el político ruso afincado en El Toro, fue sobornado por el jefe de la mafia de ese país, Gennadios Petrov, detenido en Mallorca en junio pasado. De esta forma la Tambovskaya había conseguido una cobertura política para sus oscuras actividades.
De lo que no tienen la menor duda los agentes del Grupo de Información y de la Policía Judicial de la Guardia Civil es de que Reznik, diputado de la Duma rusa y un influyente político de ese país, no tenía ninguna intención de volver por Mallorca. Sabía perfectamente la suerte que habían corrido Petrov y su lugarteniente Salikov y optó por intentar sacar documentos y objetos de arte de su mansión a distancia, con la ayuda de terceras personas.
La investigación se afana ahora en determinar qué pudo evadir a lo largo de estos meses el político ruso. La caja fuerte, que resistió a dos radiales y a dos patas de cabra y finalmente tuvo que ser reventada por los bomberos con equipos hidráulico, estaba vacía. «Sospechosamente vacía», apuntan los investigadores.
En el palacio allanado el sábado por la Guardia Civil en El Toro, llamado Casa Artemis, sólo se encontraba un matrimonio ruso, que realiza las funciones de guardeses y que no fueron detenidos en la operación. Las tres plantas del impresionante chalet, valorado en más de seis millones de euros, fueron registradas con minuciosidad y todos los documentos fueron introducidos en cajas y trasladados a Madrid, donde serán examinados uno a uno. Una de las claves sería relacionar criminalmente a Reznik con Petrov. La relación de amistad entre ambos está ya probada porque fue el jefe de la mafia rusa quien le vendió la mansión de El Toro al diputado y los investigadores creen que la operación se hizo «a precio de amigos».
El juez Baltasar Garzón ya ha cursado la correspondiente orden internacional de detención contra el diputado del parlamento ruso, pero existen dudas sobre la colaboración que ofrecerá Moscú en este caso. La extradición de Reznik parece muy improbable. El político, según los investigadores, se encuentra actualmente en Rusia y sigue llevando a cabo sus compromisos parlamentarios.
Reznik era un asiduo de Mallorca y llevaba un ritmo de vida más propio de un magnate que de un político. Su mansión de El Toro, cuyas paredes estaban cubiertas por valiosísimos cuadros, estaba vigilada por una veintena de cámaras de seguridad, dotadas de infrarrojos. Era un fortín inexpugnable, que el político pretendía a toda costa mantener lejos de la curiosidad pública. Cuando cayó Gennadios Petrov y su corte el siguiente en la lista de la Operación Troika era Reznik, pero curiosamente ese día de junio el político no estaba en su palacete frente al mar.