El guardia civil del cuartel de Palmanova que el pasado jueves protagonizó incidentes muy graves en Calvià, tal y como adelantó Ultima Hora, está acusado de los delitos de daños, amenazas de muerte y lesiones. El agente está de baja médica y le han retirado su arma reglamentaria.
El caso ha pasado a manos de la Policía Judicial y la Comandancia de Palma ha abierto un expediente por falta muy grave. El auditor puede aplicar tres graduaciones al acusado, de la más leve a la más grave. La primera implicaría la pérdida en el escalafón de mando, algo bastante poco probable porque el imputado es un guardia raso. La segunda incluye la suspensión de empleo y sueldo de un mes a un año y la tercera la expulsión del Cuerpo.
Los delitos que le imputan al agente podrían ser más si la mujer que supuestamente manoseó en un bar de Punta Ballena, en Magaluf, lo acusa de abusos. De momento, sin embargo, parece ser que no es así.
El funcionario, que lleva tres años destinado en el cuartel de Palmanova, y que ya había protagonizado otros incidentes anteriores, salió de copas en la madrugada del jueves. Cuando amanecía supuestamente se excedió con una chica extranjera en un conocido local y los encargados de seguridad le llamaron la atención. Su excitación fue en aumento y comenzó a amenazar a todos los que se cruzaban en su camino. Ya en el cuartel de Palmanova destrozó a golpes una puerta y trató de amedrentar a sus compañeros. Tres de ellos resultaron lesionados: uno con una costilla herida; otro con un golpe en la mandíbula y un tercero con contusiones. Durante la pelea vertió amenazas de muerte contra algunos guardias civiles y finalmente se lo llevaron del acuartelamiento. Antes de que llegara a su casa una patrulla se presentó en el piso y contactó con su compañero, también guardia, para que les entregara su arma reglamentaria. Esa mañana no fue arrestado, aunque por la tarde la Policía Judicial procedió a su detención. La delegación del Gobierno ha sido informada puntualmente del estado de la investigación.