En los días en los que vivimos hay gente que no tiene muy clara aquella afirmación que dice que el perro es el mejor amigo del hombre.
El pasado 26 de agosto la clínica veterinaria Peguera recibió una llamada del propietario de un perro de raza san Bernardo. Se indicaba que el cachorro no comía desde hacía unos días y que no conseguía levantarse del suelo. Al llegar los veterinarios, tras un exámen general, comprobaron que el animal estaba muy grave. El peso era de unos 38 kilos, cuando lo habitual en esa raza suele rondar los 70 kilos. No había ninguna parte del cuerpo que no estuviese repleta de garrapatas, (más de 600), y las patas estaban roídas y con agujeros de las mordeduras de ratas.
Bethoven, como ha sido rebautizado, fue trasladado a la clínica veterinaria, y gracias a la dedicación y entrega de los veterinarios Isabel Huaroto y Riccardo Giglioli, días más tarde el animal empezó a mostrar interés por la comida y consiguió levantar la cabeza.
Una llamada del propietario del animal comunicó a los responsables de la clínica que había decidido desentenderse y que no se haría cargo de la factura.
Los profesionales, tras 20 minutos de conversación, consiguen convencer al dueño para que no sacrifique a Bethoven y piden permiso para recoger fondos privados para no tener que suprimir al cachorro. El hombre agradece la preocupación por el animal y dice que estará contento de dejarlo en manos de la clínica y de una familia adoptiva.
Pasan los días y el dueño del perro no da señales de vida. La clínica veterinaria decide hacer una campaña a través de radio y prensa para recaudar fondos para sufragar los gastos de los medicamentos y tratamientos del animal. Los veterinarios han trabajado altruistamente en la recuperación de Bethoven.
El caso llega hasta el Colegio de Veterinarios de Balears. Debido a la gravedad de los hechos acontecidos decide personarse y presentar la correspondiente denuncia contra el propietario del animal.
Los fondos recogidos restantes después de haber curado totalmente al perro, serán destinados a la educación en las escuelas a los niños pequeños de las consecuencias del maltrato animal. Un perro es una criatura viviente y hay que respetar y cuidar. Así, esta historia tendrá un final feliz.