La familia del niño valenciano de nueve años hallado muerto en el maletero de un coche, el pasado día 12 de agosto en Formentera, le han dirigido una carta abierta en la que aseguran que ha sido «el campeón del cariño» y al que dan «gracias» por todo lo que les dio a lo largo de su vida.
El pasado martes 12 de agosto, el menor, que padecía Síndrome de Down, se introdujo en el vehículo jugando y allí sufrió un golpe de calor que le causó la muerte.
En la misiva, remitida ayer a la Agencia Efe por la familia del niño, Villoch Carrión, ésta se declara «desolada» por el fallecimiento del menor y señala que a cada uno «de nosotros nos trataste y nos hiciste sentir como alguien especial».
«Tu sonrisa ha sido un regalo impagable del que sólo hemos podido disfrutar nueve cortísimos años. Gracias por todo lo que nos has dado», indica la familia en la misiva, que también señala que el menor disfrutó y bebió «la vida a grandes tragos, como un auténtico cosaco».
Homenaje
A su vez, indican que le rinden este homenaje póstumo, en forma de carta abierta «porque nos parece injusto que la opinión pública, que ha sabido de ti únicamente por tu aparatoso adiós, te identifique como el niño con Síndrome de Down que murió en el maletero de un coche en Formentera. Porque has sido infinitamente más que eso».
En la misiva, además de recordar que padeció a lo largo de su infancia una cardiopatía y una leucemia, señala que les «fascinaba» su capacidad «para devolver multiplicando todo el amor que te profesamos a pesar de las situaciones extremas a las que tuviste que hacer frente. Ya no sólo con tu recurrente sonrisa».
«También con tus continuas caricias, tus espontáneos abrazos y los incontables piropos que dedicabas a quienes estábamos cerca. Nos diste infinitas lecciones de entereza y fuiste único en poner al mal tiempo buena cara», explica la familia, que también indica que no olvidará «lo gamberrete que siempre fuiste».
Por último, señala que su sonrisa, ya legendaria, «se había impuesto por encima de todo para permitirte alcanzar la plenitud. Quizá por eso la muerte, que tanto te había acechado, decidió que era el mejor momento para llevarte con ella».