Mercapalma tenía conocimiento formal de las carencias en materia de seguridad desde hacía cuatro años, ya que en 2004 los bomberos revisaron las instalaciones e informaron a los responsables de la central de abastos de las deficiencias. Posteriormente se realizaron, al menos dos revisiones más de las instalaciones, y se reiteró que las bocas de incendios carecían de presión. En este sentido, la alcaldesa de Palma, Aina Calvo, reconoció ayer, en declaraciones recogidas por la Agencia Efe, que hubo deficiencias en la presión del agua de las cañerías de las instalaciones, aunque matizó que los servicios de emergencia actuaron de manera «impecable».
El incendio destrozó las naves de Palmafruit, Pescados Bauzá-Giménez y la ONG Banc d'Aliments. Respecto a esta última, la consellera de Benestar Social del Govern, Fina Santiago, afirmó ayer, en el transcurso de una visita a Mercapalma, que la Conselleria «ayudará a esta entidad benéfica para que pueda seguir desarrollando su actividad altruista».
A pesar de las carencias en materia de seguridad, desde los Bombers se informó que no faltó agua ya que Emaya envió varias cubas, y así se pudo suplir la carencia de la presión de las bocas contra incendios. También se destacó que las naves quedaron devastadas, en parte, porque el fuego se detectó demasiado tarde, ya que las tres naves carecían de sistemas de detección de humos o incendios, lo que hubiese motivado una intervención más rápida y que hubiese permitido salvar las naves o buena parte de ellas.
Por su parte, efectivos del grupo de Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía realizaron ayer una inspección ocular y recogieron muestras en las naves para determinar las causas del incendio. La hipótesis principal apunta a que se inició debido a un fallo eléctrico en la zona de la sala de máquinas de la empresa Palmafruit, aunque la investigación todavía está en su fase inicial y no se descartan otras causas.