La segunda sesión del enjuiciamiento del presunto asesino del cocinero Pedro Bonnín vino marcada ayer por la asistencia de más de 30 personas citadas para declarar como testigos.
Entre tales personas se encontraban los familiares del trágicamente fallecido; personas relacionadas con el acusado de asesinato, José R.M., así como numerosos vecinos del municipio de Artà que conocían a Bonnín.
En el turno de uno de los hijos del cocinero asesinado, éste declaró: «Mi padre se juntaba con gente inadecuada, delincuentes y jóvenes».
Las prácticas sexuales que el fallecido Pedro Bonnín llevaba a cabo en la finca donde al final fue asesinado fueron comentadas en repetidas ocasiones durante la vista. Incluso un testigo llegó a manifestar que cuando era pequeño Bonnín le tocaba.
Según los agentes de la Guardia Civil que han investigado el caso, el móvil del crimen, ocurrido durante el verano del año 2005, fue pasional.
Sangre
En la sesión de ayer fue controvertido el hecho de que en la camiseta del presunto asesino existiera una mancha de sangre. El Ministerio Fiscal considera que una vez los agentes determinaron que a la muerte de Bonnín le había precedido un forcejeo, los restos de sangre sirven como prueba para demostrar la culpabilidad de José R.M. En cambio, el propio acusado declaró que la citada mancha se la había producido al inyectarse heroína.
El abogado defensor del toxicómano, el letrado Daniel Castro, orientó su interrogatorio a preguntar a los testigos que habían visto a José R.M. en los días posteriores al suceso si éste presentaba signos de haber forcejeado con alguien.
En ninguno de los testimonios de ayer se dijo que el acusado tuviera señales físicas de haberse peleado con alguien.
Tras la densa jornada judicial de ayer, hoy está previsto que con los informes periciales y las conclusiones finales de las partes, el juicio quede visto para sentencia.