Damià Sabater tiene 87 años de edad, vive solo y a pesar de contar con el calor humano de sus familiares y allegados, su vida se ha convertido en una auténtica pesadilla.
Sabater tiene miedo de que el día menos pensado se le caiga el techo encima y no pueda sobrevivir. El octogenario es inquilino desde hace más de 54 años del primer piso sito en la calle Miquel Santandreu número 18 de Palma.
El edificio en cuestión se encuentra desde hace años en una situación de insalubridad manifiesta, y el estado de la estructura del inmueble, visiblemente afectado. Además se da la circunstancia de que con el paso de los años se ha quedado solo en el bloque y es el único vecino de la finca.
«Yo pago cada mes 81 euros de renta al propietario de la vivienda, además tengo que pagar los gastos de corriente y el agua. Soy bueno para pagar, pero el dueño del edificio quiere echarme y no lo hace directamente, pero no arregla ningún desperfecto y la casa está a punto de derrumbarse», añade Damià.
Además, el inquilino durante algo más de cinco años tuvo de vecinos a un prostíbulo con los inconvenientes correspondientes que supone. Se trata de uno de los edificios colindantes, y que tiene la entrada por la calle Joan Alcover, que está comunicado por la planta superior a la vivienda de Damià Sabater y, según nuestro protagonista, «el dueño lo tenía alquilado (por más de 2.500 euros al mes) a una casa de alterne que cuando la policía le hacía una redada las 'señoritas' subían las escaleras y al comunicarse con la tercera planta de mi bloque se escondían de los agentes. El edificio está tan viejo y en ruinas que el peso de las mujeres provocó que parte del techo del tercer piso se desprendiese y afortunadamente no mató a nadie», concluye.
Damià sufre en la soledad el pánico de un posible derrumbe y no poder recibir ayuda: «Quiero hacer un llamamiento a las autoridades para que me ayuden. Con 87 años no puedo pagar un piso, pero el Ajuntament me podría ofrecer una vivienda, porque el propietario no arreglará nada».