En menos de dos minutos, un conocido supermercado sito en la calle Gabriel Llabrés, de la zona de Pere Garau, se llenó de agentes del Cuerpo Nacional de Policía de uniforme y varios de paisano, además de un importante despliegue de policías locales. Todo ello provocado por Alfonso García 'el Raspas', que entró tranquilamente por la puerta principal del establecimiento y al dirigirse a las estanterías de las bebidas alcohólicas fue interceptado por varias cajeras que le intentaron prohibir la entrada por altercados realizados con anterioridad. En ese momento, 'el Raspas' cogió su muleta y empezó a dar golpes a diestro y siniestro contra el suelo, las cajas y el diferente mobiliario del establecimiento. Alfonso, acto seguido, comenzó a proferir insultos y gritó que iba «a buscar una pistola y os vais a enterar», en un estado grave de alteración.
Los hechos se produjeron a las cuatro y diez de la tarde del jueves. Los numerosos agentes que se desplazaron hasta el lugar del altercado sacaron al vagabundo del local y se tomaron las medidas pertinentes.
Ayer a primera hora de la mañana, y ante una concurrencia de más de 30 personas, un amplio dispositivo de policías y sanitarios del 061 se desplazaron hasta la plaza Pere Garau, donde les esperaba Alfonso García y después de varios minutos de diálogo consiguieron introducir al mendigo en la ambulancia.
El área de Benestar Social del Ajuntament de Palma remitió un comunicado de prensa a los medios en el que afirmaba que «los servicios técnicos de la regiduria de Benestar Social de l'Ajuntament de Palma, han procedido hoy jueves (ayer para el lector) al traslado de Alfonso García al hospital de Son Llàtzer para ser atendido por los servicios médicos y poder tener conocimiento de su estado de salud», finaliza el comunicado.
Por otra parte, la indignación por parte de numerosos agentes de la Policía Local que han sido consultados por Ultima Hora, en referencia a las declaraciones del departamento de Benestar Social de Cort, en las que afirman que la policía debe ponerse a la disposición de los mendigos para ofrecerles asistencia siempre que lo deseen, han caído en el seno policial como un jarro de agua fría.
Los trabajadores de Emaya de la zona también manifestaron su repulsa a las declaraciones efectuadas por el área de Cort y consideran que «la solución del problema no es reforzar el servicio de Emaya para que le limpiemos los excrementos a este buen hombre cada día. Que hagan bien su trabajo y que nos dejen a nosotros tranquilos realizar la limpieza», afirmó un trabajador que solicita mantener su anonimato por miedo a represalias municipales.