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Los gallos de Son Banya

Ultima Hora entra en el 'templo' que hay instalado en el poblado, donde se cría y entrena a este tipo de animales de pelea

JULIO BASTIDA-PEP MATAS
El Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza) llevaba un tiempo tras la pista de la finca de Ariany, donde se realizó el pasado sábado una operación conjunta de fuerzas de seguridad, que finalizó con la intervención en un reñidero donde se celebraba una competición de gallos de pelea.

A partir de ahí se ha generado de nuevo la polémica sobre las pelas de gallos. Una actividad prohibida en Balears, aunque sí se permite «la prueba y exposición». Precisamente el mallorquín ha sido, históricamente, uno de los mejores criadores del mundo de gallos de pelea. Y , ahora mismo, el centro donde se reúne a la mayor cantidad de estos animales es, curiosamente, en el poblado de Son Banya. Se trata, como dicen sus propietarios de una «nave de cría y explotación de gallos». Ultima Hora ha entrado en esa especie de 'templo' para este tipo de animales, y ha recogido las opiniones de los criadores. Responsables del poblado, junto a Manuel Villagrin, miembro de la Asociación Balear de Criadores de Gallos de Pelea, y Jaume Morro, propietario de la finca de Ariany, nos muestran las instalaciones y dan sus opiniones. De entrada, decir que las condiciones sanitarias y de higiene son muy buenas y, más, a primera vista, excelentes. Además, una persona está en cada momento pendiente de los animales, limpia las jaulas y atiende todas sus necesidades.

Incluso vemos en la nave una máquina para que se ejerciten.
Cada animal está en una jaula y éstas en una gran nave, que cuenta con calefacción en invierno y aire acondicionado en verano.
Los anfitriones de la visita nos exponen el malestar existente entre la etnia gitana porque, según afirman: «La gente relaciona las pruebas de gallos y los gitanos automáticamente con la droga, y están muy equivocados. Hay gente buena y mala por todo».

También se muestran muy tranquilos, porque consideran que ellos pertenecen a una federación y «lo que hacemos está en regla porque los gallos no pelean, sino que se hacen pruebas para que entrenen y se mantenga la casta del gallo de pelea». Añaden que en la pruebas se utilizan protectores en los espolones de los animales, « que impiden que sufran heridas importantes. También, hay que decir que cada vez que se celebra una prueba hay una persona con un botiquín muy completo, para curar si es necesario las heridas de lo animales. El hecho de que les coloquemos unas protecciones especiales para los espolones, evita que se puedan ocasionar daños graves, y lo que pueden recibir son heridas superficiales, que en 24 horas se pueden curar».

El grupo afirma que una vez finalizada la prueba «los animales son lavados, reciben atención médica y les damos vitaminas».
«No entiendo por qué en Mallorca no están permitidas las peleas de gallos y si en cambio las de toros», dice Manuel. Otro comenta que «hay lugares en España en los que se tira un cabrito desde la torre de un campanario, ¿no es eso peor?».

Jaume Morro, por su parte, comenta que pertenecen a una federación en la que disponen de más de 400 socios. «En Mallorca somos más de 10.000 los aficionados a las peleas», asegura Morro. En general el grupo está de acuerdo en las opiniones que se vierten por separado, y en un momento dado uno apunta la posibilidad «de formar un partido político, para así tener fuerza y legalizar esta situación». También, el grupo asegura que «gracias a nosotros la raza de gallos de pelea en Mallorca está sobreviviendo. En la Isla somos cuatro o cinco, y si no fuera por nosotros esto se acabaría».

Preguntados por la intervención policial del pasado sábado, con rostro serio reconocen que había un centenar de personas en la finca de Ariany, y los residentes en Son Banya que se encontraban presentes mantienen que «se trataba de una prueba, y la existencia de este reñidero era conocida desde hace tiempo, porque la tenemos inscrita en la asociación»..

«Estamos tranquilos -añaden-, nosotros estamos federados y somos criadores. En otras comunidades las peleas de gallo se entienden como una cultura y no como aquí que sufrimos una persecución»

En el templo de cría y explotación de Son Banya, la suerte está echada. El presente les prohíbe organizar peleas, y el futuro, dicen, está en manos de las autoridades. Mientras, los gallos siguen recibiendo todo tipo de cuidados, ajenos quizás a toda esta polémica. ¿Una salvajada o una muestra de cultura popular?
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