JAVIER JIMÉNEZ
El lunes por la mañana, a las ocho, una mujer boliviana descalza y con una niña en brazos irrumpió en el cuartel de la Policía Local, muy alterada.
Explicó, con dificultad, que su marido las acababa de golpear y que necesitaban asistencia médica. El hombre, según relató, se encontraba en su casa de la calle Ernest Mestre, muy cerca de la comisaría. Varios agentes acudieron rápidamente a esa dirección, mientras la madre y su hija eran trasladadas al PAC (Punto de Asistencia Continuada) de la localidad.
El sospechoso, en efecto, se encontraba en el piso. La puerta estaba abierta y él no se resistió a la detención. Una vez en las dependencias policiales reconoció que se había peleado con su mujer y añadió que el motivo era que ella lo engañaba con otro. Mientras tanto, el bebé y la boliviana fueron atendidos en el PAC y de ahí los médicos recomendaron el traslado de la pequeña de seis meses hasta el Hospital de Manacor, para que fuera sometida a una revisión pediátrica.
La criatura pasó varias horas en el centro y los facultativos le detectaron hematomas y golpes en la espalda y la frente, ocasionados presuntamente por los malos tratos paternos. Su estado, con todo, no era grave y no se detectaron señales visibles de palizas anteriores. Los médicos activaron el protocolo habitual en estos casos y también dieron aviso a la Guardia Civil.