Un falso aviso por la llegada de una patera a las islas Malgrats, en Santa Ponça (Calvià), movilizó ayer a la Guardia Civil, la Policía Local, un helicóptero y Salvamento Marítimo.
Pasadas las once de la mañana un particular vio unas luces de emergencia en el mar y se puso en contacto con el 112. Luego llegó a oídos de la Benemérita un rumor sobre la posible llegada de un barco pesquero de Cartagena que llevaba, al menos, a diez inmigrantes ilegales y saltaron todas las alarmas.
El servicio marítimo fue movilizado, mientras un helicóptero de la Comandancia palmesana sobrevolaba la zona, cerca de Cala Figuera, en busca de la embarcación sospechosa.
Algunas informaciones sin confirmar apuntaban a que los supuestos inmigrantes habían desembarcado en las islas Malgrats, pero las embarcaciones que rodearon aquellos islotes sólo encontraron una boya, que pertenecía a unos buceadores. De forma paralela al despliegue en el mar y en el aire, se montaron controles en los accesos a las carreteras de entrada y salida de Calvià, por si los implicados habían conseguido burlar los primeros dispositivos de vigilancia.
Poco a poco se fue comprobando que nada cuadraba: no había barco pesquero, ni rastro de los magrebíes. «Lo importante de estas situaciones es que queda demostrado que los despliegues que se montan son muy rápidos, al margen de que el aviso sea falso o verdadero», comentó un mando policial cuando se confirmó por fin que la patera no existía.
Desde la Comandancia palmesana se informó de que los dispositivos de vigilancia para evitar la llegada de pateras «funcionan las 24 horas del día, aunque es lógico que puedan llegar inmigrantes porque controlar todo el litoral es muy complicado». A los radares fijos se suma la patrullera del Cuerpo, que siempre está navegando por las zonas «calientes».