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La torre de Babel de la droga

Marroquíes, nigerianos, colombianos, británicos, italianos y, por supuesto, españoles controlan las principales redes del narcotráfico en Mallorca

J. L. MIRÓ
Hace ya algún tiempo que la expresión «bajarse al moro» dejó de tener vigencia. Ahora es el «moro», según confirman fuentes de la lucha contra el narcotráfico, quien controla principalmente el negocio del tráfico de la resina de cannabis y el que «sube», proa al norte, cargamentos de hasta 4.500 kilos en veloces planeadoras.

La ruta de la droga ilegal cuyo consumo está más extendido y goza de un mayor nivel de tolerancia en España -uno de cada cinco compatriotas se ha fumado alguna vez un porro- zarpa del norte de Àfrica con rumbo al sur de España o Balears, y de ahí viaja al resto de Europa, cuyos adictos o simples aficionados al «canuto» se fuman 2.000 toneladas anuales de esta sustancia.

La droga ilegal -no sólo el hachís- ha dejado de ser un negocio controlado exclusivamente por criminales autóctonos "aunque siempre hay excepciones, caso del «histórico» Alberto Barber, cazado con un cargamento de 3.700 kilos en abril de 2006- para convertirse en un complejo entramado de pequeñas y medianas organizaciones extranjeras donde están representadas nacionalidades tan diversas como la inglesa, la holandesa, la marroquí, la colombiana, la nigeriana, la italiana, y, por supuesto, la española.

La torre de Babel en que ha devenido el narcotráfico en Mallorca, como consecuencia del fenómeno de la inmigración, ya se ha dejado sentir en las estadísticas: está entrando mucha más droga que en los 90, procedente de más países, y han aumentado los decomisos. «El buen trabajo policial se está notando, pero también hay que admitir que es bastante la droga que llega y no capturamos», explica un alto mando de la Guardia Civil.

«Cada red», de acuerdo con esta fuente, «tiene su propia infraestructura, si bien es cierto es que, en el caso del hachís, los marroquíes han asumido un protagonismo que no tenían hace diez años. Han pasado de ser suministradores a estar presentes en todas las fases del proceso, desde la producción hasta la distribución a media y pequeña escala, pasando por el transporte en planeadoras», un sistema que se ha ido desplazando hacia el este a medida que han aumentado los medios técnicos y humanos contra la inmigración ilegal en el litoral andaluz.

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