Un seísmo de 7'9 grados en la escala Richter provocó alrededor de 500 muertos y más de 1.500 heridos en Perú, después de cebarse especialmente con la costa central y sur del país, frente a cuyo litoral se localizó el epicentro. Los temblores afectaron especialmente a la ciudad de Pisco, que quedó destruida en un 70% en el que ya es el terremoto más grave de Perú en los últimos cincuenta años y uno de los peores en el mundo desde 1990.
A la espera de que aparezcan más víctimas entre los escombros, el Ministerio de Salud peruano cifró a media tarde, hora española, en al menos 450 las muertes y en unos 1.500 el número de heridos. El terremoto, de 7'9 grados, se localizó a 145 kilómetros de la costa en el Océano Pacífico, lo que motivó incluso una alerta de 'tsunami' que finalmente no se produjo.
A causa de la especial virulencia de los temblores, se vio afectada de forma significativa la costa al sur de Lima, más cercana al epicentro. La ciudad de Pisco, por ejemplo, quedó destruida en un 70%, tal y como informó su alcalde, Juan Mendoza Uribe. «Tanto esfuerzo y nuestra ciudad está destruida», lamentó el primer edil entre lágrimas, al tiempo que pidió ayuda al Gobierno peruano y a España para enfrentar la catástrofe.
Según el jefe de Sismología del Instituto Geofísico de Perú, Hernando Tavera, el país sufrió el mayor terremoto en los últimos 50 años y uno de los más dramáticos del mundo desde 1990. A este fenómeno, le siguieron réplicas de menor intensidad y duración.