PEP MATAS
Son Banya no quiere quedarse rezagada y, ante la «amenaza» del pacto suscrito en el Ajuntament, de que va a ser desmantelada, algunos de sus residentes parecen haber optado por hacer un lavado de imagen. Así, desde hace meses, se iniciaron unas obras que, por el momento, se traducen en la construcción o reformas de siete nuevas viviendas, o chalets, tres almacenes y dos habitáculos que parecen destinados a garajes. Cuenta un residente en el poblado, al que quizás habría ya que ir pensando en definirlo, por lo menos en parte, como zona residencial, que desde hace semanas «vienen por aquí unos policías, que nos piden cosas sobre las reformas que hacemos. Pero nosotros no hacemos nada malo, sólo se han hecho algunas reformas y ya está...».
El caso, es que desde hace meses la Policía de Barrio primero y después la Unidad de Intervención Inmediata, de la Policía Local de Palma, llevan a cabo una especie de operativo en Son Banya. De todo lo visto y de las actuaciones llevadas a cabo se informa a los mandos, y se supone que después los informes llegan al Negociado de Urbanisme, puesto que existen más que fundadas sospechas de que ninguna de las nuevas construcciones y reformas tienen los correspondientes permisos necesarios. Además, dada la idiosincrasia de los residentes en el poblado, durante las actuaciones de los policías se han dado casos, si se quiere anecdóticos, como el que confirmaba el residente citado.