A. FERRER/G. PICÓ
El asalto a la joyería Fortuny, en Son Gotleu, ha causado preocupación no sólo entre los profesionales del sector, sino entre el grueso de los comerciantes de Palma. Algunos de sus representantes analizan la situación que viven en cuanto a inseguridad.
El secretario general de Pimeco, Àngel Pujol, considera que «Palma es en general, y hoy por hoy, segura», aunque afirma que un suceso como el acontecido en la joyería Fortuny constituye una lamentable evidencia de que es necesario adoptar medidas con carácter urgente para garantizar que esta ciudad continúe siendo tranquila, tanto para el comercio como para sus ciudadanos. El representante de Pimeco, una patronal del comercio a la que están adheridas veinte asociaciones de calles y zonas comerciales en Palma, explica que desde hace tiempo vienen recogiendo la preocupación del sector ante la poca presencia policial y, especialmente, la falta de dotaciones de Policía Local que destina el Ajuntament de Palma a las barriadas y vías comerciales del centro de la ciudad. Por esta razón, Pujol reclama que la corporación municipal dote a la ciudad de policías de barrio y que éstos sean asignados de forma permanente a todas las zonas de Palma.
Andreu Radó, presidente de la Asociación de Comerciantes de Pere Garau, señala que en la zona Pere Garau muchos comerciantes son víctimas de sustracciones al descuido y que también se producen este tipo de incidentes en el mercado municipal ubicado en esta zona. Matiza que sobre todo se registran estos hurtos en comercios pequeños, ya que los comercio étnicos suelen estar atendidos por un mayor número de personas y esto disuade a los 'descuideros'. El presidente de Pere Garau critica la ausencia de policía en esta barriada e indica que sólo hacen acto de presencia para poner multas. Por esta razón, considera que es necesario contar con un policía para el barrio e incluso apunta la posibilidad de que actúe «vestido de paisano para que los delincuentes no puedan advertir su presencia».
Joan Mayol, presidente de la Asociación de Comerciantes de La Soledat, indica que La Soledat fue una zona bastante conflictiva, aunque añade que la situación «últimamente al menos no ha empeorado». Sin embargo, apunta que se producen hurtos al descuido en comercios, tirones, sobre todo a personas mayores, y que existen un número de personas que piden en la calle que provocan una sensación de inseguridad. También destaca que los delincuentes que actúan en la zona son sobre todo adolescentes y que los comerciantes, cuando entran en sus locales, no les pueden perder de vista. El presidente de la zona de La Soledat se queja de la falta de policías destinados al barrio y opina que si contasen con su presencia disuadirían y prevendrían este tipo de actuaciones.