JAVIER JIMÉNEZ
Cubierto por la hierba y sin señales de violencia apareció ayer el cadáver del vecino de Marratxí que estaba en paradero desconocido desde el sábado. Poco antes, el servicio de emergencias del 112 había hecho un llamamiento a la colaboración ciudadana para localizar a José Lozano Fernández.
Desde primera hora de la mañana agentes del Grupo de Montaña de la Guardia Civil, policías locales, Protección Civil, y patrullas de la Benemérita rastrearon Es Figueral y otros núcleos de Marratxí, en busca del septuagenario enfermo de párkinson y que padecía demencia senil. Las esperanzas de encontrarlo con vida eran escasas, teniendo en cuenta que había pasado dos noches a la interperie, perdido. Además, no podía haber ido muy lejos caminando. José Lozano, nacido en Sevilla, era un hombre menudo, de 1,58 centímetros de altura, tenía el pelo blanco y los ojos verdes. Cuando desapareció, el sábado, vestía con una chaqueta de color gris, tirantes, pantalón beige y camisa clara a rayas.
Pasada la una de la tarde el Grupo de Montaña reparó en un bulto tendido en un descampado, cubierto parcialmente por hierbas y junto a una valla de publicidad doblada. Estaba muy cerca de la gasolinera de la entrada al polígono de Marratxí y resultó ser el cuerpo sin vida del vecino de Es Figueral. La familia, tras ser informada del hallazgo, precisó ayuda psicológica. José Lozano no presentaba signos aparentes de violencia y el forense del juzgado de guardia se desplazó hasta aquel descampado, junto al restaurante de «Ses Tres Germanes», e inspeccionó el escenario y el cuerpo. Posteriormente la empresa funeraria trasladó los restos mortales hasta el anatómico forense, a la espera de que se le practique la autopsia para aclarar cómo murió.