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Muere el chófer de un autocar al despeñarse en sa Calobra después de dejar a 50 turistas

El vehículo rozó con el techo una roca y Ovidio Taboada, el conductor, cayó desde 15 metros

El autocar cayó por un precipicio de quince metros de altura. Foto: PILAR PELLICER

JAVIER JIMÉNEZ
Fue un drama y lo pudo haber sido cincuenta veces más, tantas como turistas acababa de descargar Ovidio Taboada. El chófer gallego, de 43 años, se despeñó ayer en sa Calobra y murió al instante. Su pasaje salvó la vida por unos minutos.

El conductor, nacido en Orense, cubría ayer su primer trayecto por aquella sinuosa y angosta carretera de la tramuntana mallorquina. El chófer habitual en esos trayectos estaba de baja y Ovidio, separado y padre de un niño de diez años, ocupó su lugar. El día era espléndido y sa Calobra estaba repleta de turistas, nacionales y extranjeros. A las dos menos veinte de la tarde el empleado de Autocares Moncadas dejó al medio centenar de visitantes que había transportado e inició el camino de vuelta.

Enfiló una subida escarpada, salpicada de pasos estrechos, y al llegar a una curva peligrosa notó un ruido en el techo de su vehículo. Había rozado contra el saliente de una gran roca, muy conocidas para los veteranos que habitualmente cubren aquella ruta, y reaccionó dando un volantazo hacia la izquierda. A continuación tiró la pequeña pared de contención y se precipitó desde una altura aproximada de quince metros. Al principio la caída fue relativamente suave; luego el autocar se incrustó aparatosamente contra las rocas.

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