E.L.V.
Los números no cuadraron ayer en un juicio por violación celebrado en la Audiencia Provincial. En el banquillo se sentaban cuatro jóvenes, que se enfrentan a 10 años de cárcel cada uno por violar a una turista británica en una discoteca del Port de Pollença, en mayo de 2005. Todos ellos reconocieron, en sus declaraciones ante el tribunal, que habían mantenido relaciones sexuales con la víctima, aunque de manera consentida.
Sin embargo, la joven aseguró que sólo había tres implicados en la violación. El presidente del Tribunal le preguntó: «¿Y cómo es posible que declare que haya tres culpables si los acusados son cuatro?»
Todo había comenzado un rato antes. Los inculpados explicaron que esa noche, la joven estaba flirteando y bailando con clientes y camareros de la discoteca. Según afirmaron dos de ellos, sobre las 04.00 horas se corrió el rumor de que la joven estaba en un portal manteniendo relaciones con varias personas de forma consecutiva, y se acercaron al lugar para «curiosear». Dos de los acusados son porteros de discotecas. Ambos coincidieron en afirmar que la chica les invitó a mantener relaciones «sin mediar palabra».
La versión de la víctima fue totalmente distinta. La chica dijo que había llegado a Mallorca para pasar una semana de vacaciones. Esa noche salió a cenar con sus amigos y luego se fueron de copas por el Port. A medida que pasaba la noche todos se fueron retirando y ella quedó con un amigo en la puerta del local. Cuando iba a su encuentro la agarraron por detrás, le taparon la boca y los ojos y la llevaron a un almacén, donde la violaron bucal y vaginalmente.