J.JIMÉNEZ/E.LÓPEZ VERDÚ
La operación correspondió al Equipo contra la Delincuencia Organizada y el Anticrimen (EDOA) de la Benemérita, que llevaba meses siguiendo el rastro de los 'narcos'. Los agentes sabían que el hachís llegaba en veloces lanchas semirrígidas procedentes de Marruecos. Los alijos se desembarcaban en puntos deLlevant mallorquín como Cala Santanyí, Cala Egos, Cala d'Or o Cala Murada. Precisamente, en este último lugar la Guardia Civil encontró el pasado mes de septiembre una lancha planeadora.
La embarcación, que estaba varada en la costa, iba dotada de tres motores de 200 caballos y no llevaba matrícula ni identificación alguna. Este hallazgo fue fundamental, puesto que aportó numerosos indicios sobre el tipo de organización que operaba en Mallorca y reveló su potente infraestructura. Los agentes tenían la investigación muy avanzada, aunque los acontecimientos no se precipitaron hasta la madrugada del sábado.
Aprovechando el buen estado del mar, los traficantes cargaron las siete toneladas de hachís en varias planeadoras y se dirigieron hasta las costas de Mallorca. La Guardia Civil siguió paso a paso esta operación con los sistemas de detección de infrarrojos. Una vez en tierra, la droga fue introducida en furgonetas y trasladada hasta una finca de Manacor, desde donde se distribuiría a diferentes puntos de la Isla.