La Cruz Roja de Filipinas calculó ayer que las víctimas mortales por el tifón Durian en el país alcanzará las 400 personas, porque todavía hay aldeas a las que no han accedido los equipos de rescate.
Además, según el último boletín el Consejo Coordinador de Desastres Naturales (NDCC, en inglés) al mediodía local de ayer, había 21.684 personas desplazadas en nueve de las provincias afectadas.
«Vamos a tener cuatrocientos muertos cuando esto acabe. (El tifón) Ha sido uno grande», declaró por teléfono a Efe el presidente de la Cruz Roja de Filipinas, el senador Richard Gordon.
«Estamos todavía rescatando personas y hay muchas aldeas a las que aún no hemos llegado», añadió Gordon.
La zona más afectada de momento es la provincia de Albay, en el este de Filipinas, donde el tifón golpeó el jueves con toda su fuerza con vientos sostenidos de 190 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 225 kilómetros por hora.
El gobernador de esta provincia, Fernando González, declaró por teléfono que los últimos datos que había recibido ayer, antes de caer la noche, eran 368 muertos y desaparecidos, además de 261 heridos.
Las labores de rescate en Albay se encontraban ayer casi paralizadas porque la provincia, de 1,2 millones de habitantes, estaba sin servicio de corriente eléctrica.
La tragedia principal en Albay se debe a la combinación de las lluvias que acompañan al tifón con las cenizas expulsadas por el Mayon, uno de los volcanes más activos de Filipinas y que este año ha amenazado con entrar en erupción en varias ocasiones.